
29/06/2025
25 de junio de 1993. Santiago de Chile.
No hubo prensa masiva, ni lujo ostentoso.
Solo dos almas que venían de mundos paralelos, cruzándose al ritmo de cartas, cintas y largas llamadas.
Gustavo Cerati la esperaba vestido como en un videoclip: s**o metálico, calzas negras, camisa con vuelo.
Cecilia Amenábar llegó con el vestido de su madre, corto, blanco, con botas a juego.
Una postal perfecta entre la elegancia vintage y el futuro alternativo.
No sonaba una marcha nupcial, sonaba "Spectrum", como si ese amor viniera de otra frecuencia.
32 años después, el recuerdo sigue vibrando.
El amor también puede ser arte.