
10/08/2025
Alcohol, according to some etymological sources, comes from the Arabic "al-Khul", which translates as "spirit that devours the body". In ancient alchemical practices, he was attributed the ability to extract the spiritual essence, both in rituals and processes such as the elaboration of essential oils or medical sterilization. This approach suggests that, when ingested, alcohol acts on the connection between body and soul, weakening the spiritual link and leaving the body exposed to dark influences or low-frequency energies.
It is alleged that excessive consumption can lead to states of disconnection of the soul, which would explain memory loss or out-of-control behaviours in some individuals. In these circumstances, external entities could take “control of the vehicle,” that is, of the body, leading it to self-destructive or hedonistic behaviors. This symbolic view considers the human body as a container or medium of spiritual expression, and alcohol as a substance that interferes with that balance.
In addition, the social and cultural role that alcohol has played, being legal and widely promoted, is questioned, while other substances associated with the expansion of consciousness have been banned. Reflects on the damage it has caused to countless families, relationships and lives, and proposes a reevaluation of its place in society.
Finally, a call is made to adopt practices that strengthen wellness, consciousness and spiritual connection, moving away from harmful consumption. Invited to replace alcohol abuse with healthier habits, in order to regain inner power, heal, and build a more mindful and harmonious life.
El alcohol, según algunos orígenes etimológicos, proviene del árabe "al-Khul", que se traduce como “espíritu que devora el cuerpo”. En antiguas prácticas alquímicas, se le atribuía la capacidad de extraer la esencia espiritual, tanto en rituales como en procesos como la elaboración de aceites esenciales o la esterilización médica. Este enfoque sugiere que, al ser ingerido, el alcohol actúa sobre la conexión entre cuerpo y alma, debilitando el vínculo espiritual y dejando al cuerpo expuesto a influencias oscuras o energías de baja frecuencia.
Se plantea que el consumo excesivo puede llevar a estados de desconexión del alma, lo cual explicaría la pérdida de memoria o comportamientos fuera de control en algunos individuos. En estas circunstancias, entidades externas podrían tomar “el control del vehículo”, es decir, del cuerpo, llevándolo a conductas autodestructivas o hedonistas. Esta visión simbólica considera al cuerpo humano como un contenedor o medio de expresión espiritual, y al alcohol como una sustancia que interfiere con ese equilibrio.
Además, se cuestiona el papel social y cultural que el alcohol ha tenido, siendo legal y ampliamente promovido, mientras que otras sustancias asociadas a la expansión de la conciencia han sido prohibidas. Se reflexiona sobre el daño que ha causado en innumerables familias, relaciones y vidas, y se propone una reevaluación de su lugar en la sociedad.
Finalmente, se hace un llamado a adoptar prácticas que fortalezcan el bienestar, la conciencia y la conexión espiritual, alejándonos del consumo perjudicial. Se invita a sustituir el abuso del alcohol por hábitos más saludables, con el fin de recuperar el poder interior, sanar, y construir una vida más consciente y armoniosa.