27/07/2025
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🟡 / Santa Cruz de Flores: La pileta de Pisco que fluye con tradición y orgullo cañetano
En el corazón de Santa Cruz de Flores, donde las parras se entrelazan con la historia y el aroma del mosto se confunde con la brisa del valle, un sueño largamente acariciado por los productores vitivinícolas se hizo realidad: la primera pileta de pisco puro del Perú. Un símbolo que no solo embellece la plaza, sino que consagra la identidad de un distrito cuya vida gira en torno al vino y al pisco.
El sonido del líquido cristalino cayendo al ritmo de la tradición marcó el inicio de las celebraciones por el XVIII Festival y Concurso de Vinos y Piscos, un evento que cada año reafirma a Santa Cruz de Flores como la cuna de los mejores caldos de la región. La pileta, ubicada en la renovada Plaza de los Héroes, Tradición y Cultura, no es una simple estructura ornamental; es la expresión física de la tenacidad de sus productores artesanales, quienes durante años soñaron con este monumento.
“La pileta del pisco es un sueño colectivo, un anhelo de los hombres y mujeres que han dedicado su vida a la producción artesanal, que ahora podrán decir con orgullo que su trabajo tiene un símbolo visible para todo el país”, expresó Pedro Riega, alcalde distrital, al cortar la cinta inaugural.
La jornada fue más que una ceremonia; fue una auténtica fiesta de la cultura pisquera. Catas guiadas donde el sabor y la historia se mezclaron en cada copa, danzas típicas que revivieron las faenas de la vendimia y la develación de una placa en honor a los pioneros del pisco, quienes abrieron las sendas de esta noble bebida, marcaron la inauguración de la pileta.
Visitantes de Lima y otras provincias llegaron atraídos por la novedad y por la promesa de vivir una experiencia auténtica. Santa Cruz de Flores, conocido por ser un refugio de tradición a pocos kilómetros de la capital, suma ahora un nuevo atractivo turístico, reafirmando su compromiso de ser la capital del pisco artesanal.
Así, la pileta del pisco no solo es un monumento de agua y espíritu, sino también un testimonio líquido de la identidad de Santa Cruz de Flores, donde cada gota que fluye recuerda al Perú que el pisco no solo se bebe, se vive.
Por: Abel Santiago