Historias de Taxistas

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La Presencia en la PeleaNadie supo quién tiró el primer golpe esa noche en “La Quebrada”.La pelea entre pandillas estall...
28/06/2025

La Presencia en la Pelea

Nadie supo quién tiró el primer golpe esa noche en “La Quebrada”.

La pelea entre pandillas estalló bajo la lluvia, como si el odio hubiera estado esperando una excusa para brotar. En medio del caos, entre puños, gritos y vidrios rotos, alguien más estaba ahí.

Iba encapuchado, como uno más, pero nadie recordaba su cara. No hablaba, solo se metía en medio, susurrando cosas que hacían arder la sangre. Uno de los pandilleros juró que, tras escuchar su voz, golpeó a su propio primo sin saber por qué.

Cuando llegaron los policías, los cuerpos estaban esparcidos como muñecos rotos. Y al fondo, parado bajo la luz moribunda del callejón, él los miraba. Ojos como brasas mojadas. Sonrisa imposible.

Dicen que se alimenta del conflicto. Que no se puede detener porque no se le puede identificar.

Solo se sabe esto: si hay odio en el aire… él ya está ahí.

𝗘𝗹 𝗣𝗮𝗿𝗮́𝘀𝗶𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗠𝗲𝗱𝗶𝗮𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲Yo no tengo forma. Solo una masa blanda, transparente, y ancestral. Un pulso viscoso que no...
23/06/2025

𝗘𝗹 𝗣𝗮𝗿𝗮́𝘀𝗶𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗠𝗲𝗱𝗶𝗮𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲

Yo no tengo forma. Solo una masa blanda, transparente, y ancestral. Un pulso viscoso que no emite sonido ni sombra. Me arrastro sin ser visto entre grietas, bajo camas, entre ramas inmóviles, hasta encontrar un cráneo tibio donde habitar.

No devoro carne. Me alimento de pensamientos. Prefiero las horas en que el cuerpo duerme y la mente baja la guardia. Sin embargo, muchos ya no duermen. Se retuercen bajo la luz del celular, sudan bajo el peso de sus propias obsesiones.

No importa. Aprendí a nutrirme de eso. Cada obsesión que consiguen vencer, yo la injerto de nuevo. Pero más grande. Más afilada. Como si su mente tuviera ahora muchas bocas, todas hambrientas. Y yo, en el centro, las alimento.

09/06/2025

¿Y si lo que camina entre la niebla no es humano?
Un recorrido visual por una urbe distorsionada y postapocalíptica, donde los habitantes no tienen rostros, sino cráneos de animales, ramas, orbes y mecanismos. Cada criatura es una metáfora viviente de lo que dejamos atrás. Arte oscuro en su forma más pura.

𝗟𝗼𝘀 𝗚𝗼𝗹𝗽𝗲𝘀 Cada noche, al apagar las luces, mi hermano y yo nos despedíamos con tres suaves toques en la pared que divid...
08/06/2025

𝗟𝗼𝘀 𝗚𝗼𝗹𝗽𝗲𝘀

Cada noche, al apagar las luces, mi hermano y yo nos despedíamos con tres suaves toques en la pared que dividía nuestras habitaciones. Era nuestro pequeño ritual desde niños. Tres golpes. Siempre tres.

Una noche de otoño, un conductor ebrio lo arrancó de mi vida. El funeral fue breve, cerrado. Su ataúd, sellado. Dicen que su cuerpo quedó irreconocible. Yo no quise verlo. No pude.

La primera noche tras su muerte, no dormí. Me recosté mirando el techo, deseando no escuchar nada. Pero justo cuando el reloj marcó las 2:47, los escuché:

toc… toc… toc.

Los mismos tres golpes. Mi cuerpo se tensó, el aire se volvió más denso. Me dije que era mi imaginación, que mi mente jugaba conmigo.

La noche siguiente, volvió a pasar.
Y la siguiente.
Siempre a la misma hora.
Siempre los mismos tres golpes.

Una madrugada, reuní valor. Apoyé la palma contra la pared, temblando, y respondí con tres golpecitos temerosos.

Al otro lado, me respondieron… con cuatro.

Desde entonces, ya no duermo. Me limito a contar los minutos. Sé que esa cosa al otro lado no es mi hermano. Y sé que cada noche, agrega un golpe más.

Anoche fueron siete.

Y hace un momento… escuché ocho.
Pero no vinieron de la pared.

Vinieron desde el interior de mi armario.

𝗟𝗮 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲𝘀La casa parecía un cadáver descompuesto, con sus paredes llorando lágrimas de papel pintado...
08/06/2025

𝗟𝗮 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲𝘀

La casa parecía un cadáver descompuesto, con sus paredes llorando lágrimas de papel pintado viejo y su techo susurrando secretos macabros. Mi esposo y yo la habíamos comprado con la ilusión de convertirla en un hogar, pero pronto descubrí que estaba llena de historias oscuras.

Mientras él trabajaba en la cocina, yo me obsesioné con quitar el papel pintado. Era como arrancar la piel de un animal mu**to, revelando la verdad debajo. Y qué verdad más perturbadora: en cada habitación, debajo de cada sección de papel, había un nombre y una fecha.

Mi curiosidad pudo más y los busqué en internet, mi corazón se detuvo cuando descubrí que se trataba de personas desaparecidas y fechas que coincidían con su desaparición.

Asombrados, llamamos a la policía, y con ellos llegaron, el equipo de la escena del crimen.

"¿Dónde está todo el material que quitó?" preguntó uno de los policías, con una voz que temblaba ligeramente.

"¿Qué pasa?" pregunté, sintiendo un escalofrío.

"Esto no es papel pintado, señora..."

Me sentí como si hubiera sido golpeada en el estómago. La habitación comenzó a girar y mi esposo me sostuvo.

El policía nos miró con compasión. "El dueño anterior creó un monumento a su locura".

La habitación se quedó en silencio, excepto por el sonido de mi propia respiración agitada. Sabía que nunca podría olvidar el sonido de arrancar ese papel, ni la sensación de tener la piel de alguien más en mis manos.

𝗘𝗹 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗷𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗱𝗲𝗽𝗼́𝘀𝗶𝘁𝗼Esa noche, Adrián no encontraba su auto. La lluvia comenzaba a caer cuando recordó que lo había ...
07/06/2025

𝗘𝗹 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗷𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗱𝗲𝗽𝗼́𝘀𝗶𝘁𝗼

Esa noche, Adrián no encontraba su auto. La lluvia comenzaba a caer cuando recordó que lo había dejado frente al viejo matadero abandonado, el único lugar donde había espacio.

Caminó rápido, mandó un mensaje: “Ya voy, amor. ¿Qué hay de cenar?” No hubo respuesta.

Llegó al coche, se subió y giró la llave. Nada. La batería, mu**ta. Maldijo en voz baja. Mientras marcaba al seguro, notó que toda la cuadra estaba sumida en una penumbra sepulcral. Solo una tenue bombilla colgaba frente al matadero. Parpadeaba como si respirara.

Esperando, se recostó. La lluvia distorsionaba la silueta del edificio. A través del parabrisas empapado, vio una figura en el vano de la puerta. No se movía. Hasta que sí. Un paso. Otro. Se inclinaba, como si intentara verlo mejor.

Bajó la ventanilla. Nada. La silueta desaparecía. La subía. Ahí estaba de nuevo, más cerca. Jugó con el cristal varias veces. Con ventana: se movía. Sin ella: no.

—Solo es el agua… —se dijo en voz baja.

Entonces, la luz se apagó.

En la absoluta oscuridad, sintió que algo estaba justo frente al coche. No lo oía. No lo veía. Pero lo sabía.

Su celular vibró. Llamada entrante. En la pantalla, una frase que nunca escribió:
“𝗬𝗮 𝗻𝗼 𝗰𝗲𝗻𝗮𝗿𝗮́𝘀 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲, 𝗔𝗱𝗿𝗶𝗮́𝗻.”

Cuando llegó la grúa al amanecer, el coche estaba vacío. Pero el parabrisas mostraba dos huellas de manos, desde adentro, y en el asiento del conductor, una sonrisa dibujada con sangre.

𝗘𝗹 𝘃𝗶𝘀𝗶𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗴𝗮𝗹𝗽𝗼́𝗻Tenía siete años cuando me mandaron a dormir al viejo galpón detrás de la casa de mi abuela. Dec...
07/06/2025

𝗘𝗹 𝘃𝗶𝘀𝗶𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗴𝗮𝗹𝗽𝗼́𝗻

Tenía siete años cuando me mandaron a dormir al viejo galpón detrás de la casa de mi abuela. Decían que estaba desocupado, pero olía a humedad… y a algo más.

Esa noche, la lámpara parpadeaba. Desde el catre donde intentaba dormir, veía la mesa de herramientas al fondo. Fue allí donde apareció.

Una silueta negra, rígida, como tallada en humo denso, estaba sentada frente a mí. No se movía. Solo alzaba una mano, lenta… saludando.

No hacía ruido. No respiraba.

Me tapé con la manta, temblando. Pero la necesidad de mirar fue más fuerte que el miedo. Cuando asomé la vista, aún estaba allí. Saludando. Inmóvil.

Corrí a la casa, gritando.

Nunca me creyeron.

Pero desde entonces, cada amanecer, alguien —o algo— deja una taza en la mesa del galpón. A veces, aún tibia.

Y mi abuela ya no entra allí. Solo me dijo una vez, en voz baja:

—Él también me saludaba.

07/06/2025

Compras que curan el alma

26/04/2025

Me incorporé lentamente, y fue ahí cuando lo vi: En el espejo, frente a mi cama… alguien estaba sentado sobre mí. Una silueta oscura, sin rostro, de hombros delgados y cuello alargado, inclinada como si me observara dormir. No había nadie más en el cuarto, y sin embargo, su reflejo permanecía allí. Y no se movía… hasta que yo me moví.

14/04/2025

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