26/09/2025
AQUÍ LES COMPARTO UNA HISTORIA DE AMOR ETERNO "EL AMOR DE LAS HUALLATITAS...!!!
Cuando una huallata encuentra su pareja, entonces inician una vida común, no se apartan jamás, procuran darse vida mutuamente, sortear el frío, el hambre, el peligro de los zorros o de otros depredadores. Por eso siempre se las va a ver en pareja, las dos huallatas caminando, nadando, volando, cuidándose una a otra.
Cuando llega el tiempo de la procreación entonces las huallatas buscan un lugar seguro donde aovar. Vuelan por los acantilados y entre las peñas, se van a los lugares más altos y de difícil acceso y ahí, sintiéndose seguros, la huallata hembra pone los huevos.
Una vez que los tienen, entre las dos huallatas se turnan para incubarlos. Mientras una se queda dando calor a los huevos, la otra va en busca de comida para los dos. Así hasta que nacen los patitos. Esta vez el turno es buscar el alimento para toda la prole. Nunca los dejan solos, siempre uno de ellos se queda al cuidado.
Una vez que están grandecitos, llega el tiempo de ponerlos en marcha, para esto, las huallatas echan mano a toda su sabiduría para encontrar el día adecuado. Debe ser un día de aguacero fuerte o granizo o nieve, tan intensos y con una niebla tan baja que impida ver nada a nadie, que no anime a nadie a salir. Y que dure lo suficiente como para que le cubra en el trayecto que deben realizar.
Con la seguridad de haber encontrado el momento ideal, una de las huallatas se va a la parte baja de las peñas mientras que la otra empuja uno por uno a sus patitos. La huallata que espera abajo espera a sus crías con las alas extendidas.
Y aquí es que viene la peligrosa travesía, pues deben llegar a la laguna caminando, porque sus patitos aún no vuelan y es su primera salida. En medio de la niebla inician el camino, con una huallata abriendo el camino, y la otra cerrando la fila, en medio van todas sus huallatitas, en silencio, en su marcha por la vida hasta llegar a la laguna. Las huallatas saben el camino correcto para llegar sin equivocarse.
Una vez ahí vivirán durante un tiempo teniendo como protección a la laguna que les permitirá escaparse hacia el centro de ella si algún zorro u otro animal les acecha. Papá y mamá huallata les enseñarán todo hasta que aprendan a cuidarse solos. Una vez logrado esto, entonces la pareja les dejará solos y ellos continuarán con su romance.
Todos los pobladores, los campesinos y las campesinas de las alturas de Apurímac conocen a las huallatas y las aprecian porque saben cómo viven, saben que en los días de niebla intensa, las huallatas están en camino a las lagunas, saben que tienen una sola pareja, que una vez que la encuentran no la sustituyen con otra por nada.
Saben los campesinos y campesinas que si matan a una huallata, el llanto de la que queda les horadará el alma, es tan desgarrador que piensan que esto se convertirá en una maldición, por eso no las tocan. Respetan su vida, respetan su amor.
Las huallatas no necesitan que nadie les diga “hasta que la muerte los separe”, porque ni la muerte las separa. Una huallata que se queda “viuda” se queda sola por siempre. Nunca buscará un reemplazo, su vida la tiene consagrada a su huallatita".