01/07/2025
Con profundo respeto y gratitud eterna:
Hoy elevamos nuestra voz no solo en lamento, sino en homenaje a un hombre cuya vida ardió como antorcha encendida para millones: el evangelista Jimmy Swaggart ha partido a la presencia del Señor.
Su voz, quebrada por el fuego del Espíritu, cruzó generaciones, naciones y barreras. Su mensaje —Cristo y Él crucificado— resonó en iglesias, estadios y hogares, encendiendo corazones y llamando a los perdidos a los pies del Salvador. Su música, cargada de unción, tocó almas heridas como bálsamo divino.
Más allá de la controversia y el quebranto, Swaggart fue testimonio viviente de la gracia restauradora de Dios. Nunca dejó de predicar, de cantar, de suplicar al mundo que volviera al Calvario. Su vida es un testimonio de que los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
Hoy el Cielo celebra el regreso de un siervo fiel. Nosotros, en la tierra, lloramos su partida, pero nos levantamos con el compromiso de continuar la obra: predicar el Evangelio hasta lo último de la tierra.
Gracias, Hermano Swaggart, por enseñarnos a nunca dejar de cantar: “I’ll never be lonely again”.
Descansa en gloria, general del Evangelio.