09/12/2025
La seguridad en nuestras instituciones correccionales no puede seguir dependiendo de decisiones improvisadas ni de órdenes irresponsables que vienen desde la supervisión. Cada oficial correccional que se presenta a trabajar merece regresar a su casa con vida, y para eso la cadena de mando tiene la obligación de velar por asignaciones seguras, personal suficiente y medidas de protección adecuadas.
Sin embargo, una y otra vez vemos cómo las decisiones de algunos comandantes y supervisores ponen en riesgo la vida de nuestros compañeros. Un ejemplo doloroso y que marcó a todo el sistema ocurrió en agosto del 2019, cuando el oficial Rodríguez Mateo perdió la vida tras un ataque violento de un confinado. Esa tragedia no solo evidenció fallas graves en la supervisión, sino que también destapó cómo el propio Departamento de Corrección intentó desligarse de responsabilidad adjudicándole la culpa al oficial fallecido, alegando que se trató de un movimiento “no autorizado”. A pesar de ser una tragedia causada por la falta de personal y por decisiones administrativas temerarias
Lo más indignante es que ese día los supervisores enviaron únicamente a una oficial fémina y a dos oficiales varones para manejar visitas de entre 8 a 9 confinados, todos de alta peligrosidad. Esa fue una decisión abiertamente negligente que expuso tanto a la fémina como a los dos oficiales a un escenario con riesgo extremo. Eran confinados de altas sentencias, sin nada que perder; individuos que en cualquier momento podían agredir, atentar o destruir la vida de cualquiera de ellos o hasta violar a la oficial femina.
Aunque la oficial fémina no fue la que falleció, el riesgo al que ella y los demás fueron expuestos fue real y evidente, y fue precisamente en ese ambiente descontrolado —creado por decisiones irresponsables desde arriba— que ocurrió la tragedia que le arrebató la vida al oficial Rodríguez Mateo.
Peor aún, después de la muerte del compañero, el Departamento no solo no asumió la responsabilidad de la pésima planificación, sino que dejaron a su familia desprovista, responsabilizando al propio oficial y no a los supervisores que ordenaron ese movimiento peligroso con personal insuficiente.
Esta situación se repite constantemente en todas las instituciones cancelarías de Puerto Rico La falta de personal continúa afectando la seguridad operacional, pero aun así se pretende “dar todos los servicios” como si existiera una plantilla completa. Las asignaciones se hacen sin criterio, se envían oficiales solos a áreas de alto riesgo, y los supervisores siguen tomando decisiones desde la comodidad de una oficina sin medir las consecuencias reales que enfrentan quienes sí están en la línea de fuego.
Señor Secretario de Corrección:
Ya no se puede seguir operando bajo estas condiciones. La vida de los oficiales no es negociable ni debe ponerse en peligro por cumplir con aparentar que “todo funciona bien”. Usted tiene la responsabilidad directa de corregir estas fallas, exigir mejores decisiones de supervisores y garantizar que haya la cantidad de personal necesario antes de ordenar servicios o movimientos peligrosos.
Por la memoria del oficial Rodríguez Mateo, por la seguridad de todos los oficiales correccionales y por las familias que dependen de ellos: es urgente que usted tome acción inmediata. No podemos permitir que las decisiones erradas de supervisión sigan cobrando vidas o destruyendo familias.
Asumiendo Postura Correccional