15/09/2025
🌺🇵🇷Lo que vivimos con la residencia de Bad Bunny en Puerto Rico no fueron simples conciertos; fue un momento histórico que quedará grabado en nuestra memoria colectiva. Benito Martínez, un hijo de esta tierra, levantó la bandera de nuestra isla frente al mundo y nos recordó que, aunque seamos pequeños en tamaño, somos gigantes en cultura, en pasión y en corazón.Sin embargo, en medio de tanta grandeza, hubo algo que nos dolió: ver cómo nuestra propia gente se aprovechó de la ilusión de otros con boletos falsos. Fue una tristeza enorme porque el sueño de muchos se convirtió en decepción. No era un evento cualquiera: era Puerto Rico celebrándose a sí mismo, y qué duro fue que se manchara con engaño.Aun con todo eso, nada pudo apagar lo que significó esta residencia. Bad Bunny marcó un antes y un después en nuestro país. Lo que vivimos no fue solo un espectáculo, fue identidad, fue unión, fue orgullo boricua en su máxima expresión. Y entre lo más hermoso, quedó grabado escuchar a Benito pronunciar la palabra “Dios”. Ese instante sencillo tuvo un peso inmenso: nos recordó que, detrás del artista global, hay un ser humano que no olvida sus raíces ni lo más alto que nos sostiene.Puerto Rico vibró, lloró, cantó y se reconoció a sí mismo en cada nota, en cada coro y en cada aplauso. Porque esta no fue solo la residencia de Bad Bunny: fue la residencia de un pueblo que sigue demostrando al mundo que, cuando se trata de pasión y corazón, aquí en Borinquen lo tenemos todo.
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  