15/04/2025
𝐏𝐨𝐜𝐨 𝐬𝐞 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐀𝐥𝐞𝐱 𝐲 𝐖𝐢𝐥𝐥𝐢𝐚𝐦, 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐜𝐫𝐞𝐢́𝐛𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬.
Novacresta, es una región dentro de los Estados Unidos, que tiene una historia de lucha, de sacrificio y evolución; fue un territorio vacío. Novacresta, de ser un desierto olvidado, se transformó en un símbolo de esperanza, diversidad y progreso, gracias a la resiliencia de sus habitantes y la visión de un líder que vio más allá de las dificultades.
Hace muchos años, Novacresta era un territorio árido, caluroso y de muy pocos habitantes; prácticamente un desierto inhóspito para la mayoría. Sin embargo, sus tierras ocultaban un tesoro codiciado: vastos depósitos de diamantes y otros recursos naturales valiosos. A pesar de la riqueza escondida, pocos estadounidenses querían soportar las duras condiciones que había que experimentar para extraer esos recursos y por esto se recurrió a la mano de obra extranjera, trayendo trabajadores de América Latina y África para desempeñar los trabajos duros y pesados.
Estos extranjeros, a pesar de las condiciones adversas, comenzaron a formar comunidades, se adaptaron al clima y, con el tiempo, crearon familias en Novacresta. Los matrimonios entre extranjeros y estadounidenses no eran raros, lo que comenzó a crear un tejido social diverso y vibrante en un lugar donde antes solo había sequía.
La transformación más radical de Novacresta ocurrió cuando un visionario con doble herencia, latinoamericana y norteamericana llegó a la región. Este hombre, conocido como Ricardo Bennett Sánchez, vio el potencial en Novacresta que otros habían pasado por alto. Con una visión ambiciosa y una inversión de millones de dólares, Bennett Sánchez revolucionó lo que ahora es un gran estado de los Estados Unidos. Financiado por su fortuna y su deseo de ver florecer a Novacresta, introdujo fábricas, tecnologías avanzadas para la agricultura, plantó árboles, plantas y creó ríos artificiales que transformaron el paisaje seco en un paraíso agrícola. Bajo su liderazgo, Novacresta se convirtió en un modelo de sostenibilidad y desarrollo, algo que mejoró muchísimo la vida de aquellos extranjeros que ya vivían ahí.
Ricardo, no solo fue un empresario, sino también un líder. Gracias a su dedicación al estado, fue elegido como el primer presidente de Novacresta. Durante su mandato, Sánchez promovió la educación, especialmente en el ámbito de las ciencias. Estableció un programa de becas para estudiantes talentosos, y fue a través de estas becas que Novacresta se convirtió en el hogar de jóvenes prodigios como Alex Rodríguez Mawson y William Yafar Evans Brown, quienes más tarde serían fundamentales en la historia del estado.
Alex Xulian Rodríguez Mawson nació en el verano de 1982 en un pequeño pueblo de la región andina de Ecuador. Hijo de padre ecuatoriano y madre chilena, Alex creció en un entorno humilde, lleno de amor y cultura. Desde una edad temprana, mostró signos de una inteligencia excepcional. A los tres años, ya había aprendido a leer y escribir por sí solo, y a los cinco, comenzaba a formular preguntas que asombraban a los adultos que lo rodeaban. Su curiosidad por la naturaleza y el universo parecía no tener límites. Las personas a su alrededor lo describían como "hipersensible", "intuitivo" y "profundamente consciente" de las emociones de los demás.
Este tipo de inteligencia emocional, combinado con su capacidad para aprender y comprender conceptos complejos, hizo que muchos creyeran que Alex era un niño índigo.
William Yafar Evans Brown nació el mismo año que Alex, en un suburbio de Nueva York, hijo de padre afroamericano y madre de ascendencia irlandesa. Desde sus primeros años, William destacó por su increíble capacidad para resolver problemas matemáticos y científicos. A los cuatro años, desmontaba juguetes y electrodomésticos para entender su funcionamiento, solo para volver a ensamblarlos perfectamente. Los educadores que lo conocieron lo describían como "analítico", "visionario" y "extravagantemente creativo". Su manera de pensar fuera de lo común y su capacidad para encontrar soluciones innovadoras lo señalaban como un niño prodigio, y también fue etiquetado como un posible niño índigo.
Durante la década de 1980, la teoría de los niños índigo estaba en pleno auge. La sociedad comenzaba a prestar atención a esta idea de que había una nueva generación de niños con capacidades especiales, que podían cambiar el mundo. Alex y William fueron considerados ejemplos vivos de esta teoría. Sus maestros y padres estaban convencidos de que sus habilidades no eran simplemente fruto de una educación avanzada, sino de algo más, algo casi místico. Sin embargo, a medida que crecieron, quedó claro que, aunque no tenían poderes sobrenaturales, sus capacidades intelectuales eran genuinamente extraordinarias.
En 1997, cuando ambos tenían 15 años, sus caminos se cruzaron gracias a la Beca Ricardo Bennett Sánchez, una iniciativa creada por este, el visionario que había transformado a Novacresta. También había fundado la Escuela de Ciencias Avanzadas Bennett, que rápidamente se convirtió en un centro de excelencia mundial. Esta escuela ofrecía becas a jóvenes con talentos excepcionales en las ciencias, y Alex y William, con su inteligencia sin igual, fueron seleccionados para estudiar allí junto a otros.
Esta escuela fue el lugar donde Alex y William finalmente se conocieron. Aquí, rodeados de los mejores y más brillantes jóvenes científicos del mundo, encontraron en el otro a un igual, a alguien con quien podían compartir su visión del mundo y sus ambiciones. A pesar de venir de orígenes diferentes, ambos se sintieron atraídos por su compeomiso compartido hacia la ciencia y su deseo de hacer del mundo un lugar mejor. Sus mentes brillantes se complementaban perfectamente; mientras Alex tenía una inclinación hacia la biología y las ciencias de la vida, William se especializaba en la física y las matemáticas.
Juntos, comenzaron a trabajar en proyectos revolucionarios que no solo los destacarían como genios de su tiempo, sino que también posicionarían a Novacresta como un estado líder en innovación científica. Su colaboración y amistad se convertirían en un símbolo del poder de la diversidad y la inteligencia, rompiendo las barreras de lo que se creía posible.
Gracias al éxito de la Escuela de Ciencias Avanzadas Bennett y a los logros de estudiantes como Alex y William, Novacresta se convirtió en un estado aclamado internacionalmente.
Mientras tanto, la idea/teoría de los niños índigo se desvaneció en la cultura popular, pero Alex y William demostraron que la verdadera magia residía en el poder de la mente humana y su capacidad para cambiar el mundo.
¡Ya puedes ver el capítulo Piloto en Webtoon!
Puedes verlo aquí: https://www.webtoons.com/es/canvas/xyz-comic/cap%C3%ADtulo-1-piloto/viewer?title_no=561464&episode_no=39