30/10/2025
La pirámide invertida del fútbol puertorriqueño
Por SDMPR
Por años se ha hablado de estructuras, proyectos y desarrollo, pero la realidad del fútbol en Puerto Rico sigue mostrando un patrón que se repite generación tras generación: una pirámide invertida.
En el fútbol mundial, la base de toda nación futbolera se construye desde abajo miles de niños y niñas jugando cada fin de semana, clubes formativos con identidad, entrenadores capacitados y ligas juveniles organizadas. Esa base, ancha y sólida, alimenta la parte alta — las ligas profesionales y las selecciones nacionales.
En Puerto Rico, sin embargo, la figura se invierte. La cima —jugadores en universidades estadounidenses, ligas europeas o clubes profesionales fuera del país— es más fuerte y más amplia que la base. La mayoría del talento boricua se desarrolla lejos del archipiélago, mientras el fútbol local sobrevive entre temporadas irregulares, academias desconectadas y una falta crónica de competencia formativa continua.
El resultado es un ecosistema frágil selecciones que dependen de la diáspora, ligas domésticas que no logran sostener ritmo competitivo, y generaciones locales que encuentran pocos caminos reales para crecer. El talento existe, pero no el sistema que lo sostenga.
La pirámide invertida no es culpa de una sola institución es la suma de años sin una visión común. Pero también es una oportunidad. Invertirla —volverla normal— implica construir desde abajo: más ligas juveniles, más entrenadores capacitados, más competencia interna, y un proyecto país que vea el fútbol como algo más que una temporada.
El día que Puerto Rico logre una base amplia y viva, ese día la pirámide dejará de estar al revés. Y entonces, el talento que hoy florece lejos podrá encontrar raíces firmes en su propia tierra.
Fuente: Saque de Meta