21/03/2024
LLEGA LA SEMANA SANTA
Rosario
SANTO ROSARIO
Muchos términos engloban tantas ideas y sentimientos, que no se les puede definir en un par de palabras. Eso pasa con el Rosario.
En teoría, el Rosario es una combinación de oraciones vocales y a la vez meditadas. Pero es mucho más.
El Rosario es un modo de oración que todos podemos practicar. Consiste en ir repitiendo el avemaría (que es el saludo que el ángel le dio a María) interponiendo un Padrenuestro entre cada diez. Esto nos sirve de fondo para, a la vez, ir meditando en la vida de Cristo.
"Rosario" significa "corona de rosas", y así se le considera, como la "rosa de las devociones", la principal. Es una oración muy apreciada por los santos y por gran parte de la Iglesia. A través del permanente saludo del Ángel (el Avemaría) el Rosario nos permite reflexionar sobre los principales episodios de la vida de Cristo llamados "Misterios" (gozosos, dolorosos, luminosos y gloriosos). Por ello al Rosario se le conoce como "Compendio del Evangelio".
El Rosario alarga nuestra práctica cristiana porque enriquece y complementa a la misma liturgia. Es decir, más allá de nuestra participación dominical en la Misa y otros sacramentos, el Rosario refuerza nuestra fe con su práctica. No hay creyente que no ore, y a eso, precisamente, nos remite el Rosario.
Ayuda a diario a mejorar espiritualmente. Es un instrumento por el que podemos meditar en medio de un mundo tan ruidoso y rápido, que a veces no nos deja reflexionar, pensar o comunicarnos con Dios.
Es una herramienta ideal para todo misionero cristiano, que busque inspiración, fuerza y valor. Cuando meditamos los misterios (que no es difícil como muchos creen) nos centramos en las actitudes que toma Cristo en su tarea como salvador y profeta, por lo que aprendemos de ellas recordando siempre que Jesús es el perfecto misionero.
Es la oración ideal para las familias cristianas, pues une a nuestros hogares en meditación, reflexión y súplica, con Cristo como el centro del Hogar y con María como Madre.
Algunos pueden tener la idea que el Rosario es monótono por la repetición vocal de las oraciones, pero es porque no entienden su naturaleza. Si se realiza correctamente, atrae un sinnúmero de beneficios no sólo al que lo reza (o a los que los rezan), sino a aquellos por los que se reza.
La misma Virgen María, en sus apariciones, nos pide que recemos el Rosario. Respondamos a su llamado, hagamos caso al pedido de nuestra Santa Madre y tratemos de empezar hoy mismo. Quizás podamos empezar con cinco avemarías, luego una decena. Después, dos misterios. Poco a poco, viviendo la oración. Asumámoslo como una meta, y como un deber. Recemos el Rosario, vivamos la paz que nos transmite y comprendamos la riqueza que él encierra.
Modo de rezarlo
1. Hacer el signo de la cruz y rezar el símbolo de los apóstoles o el acto de contrición
2. Rezar el Padrenuestro
3. Rezar 3 Avemarías y Gloria.
4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro.
5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro.
7. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.
9. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro.
11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro.
13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
14. Rezar la Salve.
ORACIONES DEL ROSARIO
SEÑAL DE LA CRUZ
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, mu**to y sepultado, descendió a los in****nos, al tercer día resucitó de entre los mu**tos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y mu**tos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las p***s del in****no. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
PADRENUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
JACULATORIAS
Puede usarse una de estas dos:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del in****no y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia. (Oración de Fátima).
SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.