18/09/2025
EL LÍMITE DE UNA VIDA ROTA: SUBOFICIAL ACABA CON SU FAMILIA
La tragedia que sacudió a Presidente Franco no se explica solo por un instante de furia. Fue el final de una historia cargada de insultos, desprecios y violencia que se respiraba día tras día dentro de un hogar marcado por el conflicto.
Carolina Coronel Fernández, de 39 años, no dudaba en humillar a su esposo, el suboficial Aníbal López Martínez, de 37. Lo hacía frente a sus hijos, frente a familiares, frente a cualquiera. No era un secreto. Incluso su propio hermano, en peleas anteriores, le había reprochado en guaraní: “Mba’éicha piko rehejáta péicha oñembohory nderehe pe kuña” (¿Cómo vas a permitir que tu mujer se burle así de vos?).
La última noche comenzó como tantas otras. Un partido de fútbol en la televisión. Un pedido de la mujer: “¡Se acabó el gas, andá a comprar!”. El hombre salió, volvió, y la hija preparó la cena. Todo parecía en orden hasta que él se acercó con un plato de comida para su pareja.
Entonces ocurrió lo que desató la locura: Carolina le tiró la comida a la cara. No fue solo un plato roto. Fue la gota que colmó el vaso de una vida de maltratos, de heridas acumuladas, de humillaciones constantes.
El policía, cegado, tomó su arma y disparó. Primero contra la mujer que lo había despreciado durante años. Luego, en medio de la confusión, contra su propia hija de 15 años, Deisy Jazmín López Barreto, que intentó interponerse el los que relato el jefe de la dirección de policía Crío. Feliciano Martínez.
El ruido de los disparos fue el eco de una vida destrozada. Un hogar marcado por la violencia se apagó en segundos, dejando dos cuerpos sin vida y un hombre que, en un instante, pasó de víctima de maltrato a verdugo de su propia familia.
Nada justifica lo que hizo. Nada borra el dolor de la tragedia. Pero detrás del uniforme, detrás de los titulares, queda la historia de un hombre que convivió con la humillación hasta perderlo todo: su libertad, su hija, su esposa y su futuro.
Por / Oscar Florentin.