26/06/2025
/Reflexión |¿Educación para qué?
Hace un par de años un amigo apasionado por baloncesto recorriendo por su nuevo barrio encontró una pista abandonada al lado de una capilla, la pista estaba sucia, pero tenía dos “jirafas” (Los soportes para el tablero y el aro de baloncesto) en cada extremo de la pista, pero carecía de tablero y de aro o cesto (canasta). Este muchacho se convenció y me convenció de que podríamos recuperar esa pista abandonada y reformarla para una cancha de baloncesto. Con entusiasmo le dije, que colaboraría con la pintura y trabajo, en unos días, un amigo carpintero estaba haciendo los tableros, un amigo herrero ya terminaba los aros para las canastas, una señora confeccionaba las redes para el aro, un grupo de amigos ya estábamos barriendo y limpiando la cancha, un señor experimentado en marcar galpones nos orientó para pintar la cancha, en menos de 3 semanas la cancha estaba apta para la práctica del deporte. Ahora necesitábamos basquetbolistas.
A medida que íbamos unos pocos a practicar algunos lances (lanzamientos) y movimientos, muchos jóvenes que salían de sus prácticas de fútbol se acercaban a mirarnos y tímidamente ensayaban algún repique del balón y algunos lanzamientos al aro, otros curiosos hacían lo mismo. Para fin de mes conseguimos reparar la instalación eléctrica y ya podíamos jugar de noche.
Todo pasó muy rápido, unos meses después ya fuimos invitados a jugar en el torneo de básquetbol de nuestra ciudad, Minga Guazú, pero seguíamos con carencias de jugadores con conocimiento completo tanto de fundamentos, de reglamento como de técnica y táctica, es decir, ya teníamos algo de infraestructura básica, teníamos algo de personal, pero sin capacitación, y muy pocos entendían bien las reglas del juego.
Nuestro desempeño en el torneo fue de esperarse, cero victorias, última colocación, y nos sentíamos algo perjudicados por el arbitraje. Es decir, creíamos que el sistema estaba en contra nuestra.
Esta historia cuento como una analogía del Paraguay, un país que tiene algo interesante pero no se le presta mucha atención, cada tanto se suelen hacer algunas inversiones en infraestructura, pero aunque haya interés de afuera, no existen recursos humanos suficientes y de calidad para enfrentar el desafío, a partir de los noventas nos tiraron a la competencia del mercado internacional con la globalización y nos encontramos con que no estamos en condiciones de hacer un buen papel, tanto a nivel población como a nivel de liderazgos.
Pues bien, desde 2003 hasta 2021 la inversión en educación en Paraguay pasó del 2,4% del PIB al 3,2% del PIB (Serafini Geoghegan & Insaurralde, 2023). Para 2025 se espera llega a un 4,31% del PIB (Observatorio Educativo Ciudadano, 2024), esto es superior al promedio de América Latina y el Caribe, e incluso al de América del Norte, quedando solo un poco por detrás de Europa y Asia Central. En esta página se puede observar los avances en la forma en que ese gasto se está realizando, con gran significancia en el gasto de alimentación escolar y en la formación de los docentes (Observatorio Educativo Ciudadano, 2024).
Todos estos datos resultan sumamente interesantes, pero mi intención no es hacer una crítica a cómo el Estado está realizando sus gastos en educación, sino que simplemente quiero hacer alusión a algo que me parece sumamente importante pero que hasta ahora se deja de lado, principalmente en nuestro país, y es el objetivo final de la educación. ¿Para qué educamos a nuestros chicos?
Beatriz Bosio nos cuenta que desde la revolución del 47 en adelante, los centros educativos públicos pasaron a ser centros de adoctrinamiento colorado, al punto de que si un padre deseaba una buena formación de sus hijos y evitar la politización y huelgas de las escuelas públicas, recurrían a la educación privada que en su mayoría era propiedad de la Iglesia Católica o de extranjeros, para contrarrestar eso, el gobierno crea el servicio militar obligatorio y el CIMEFOR, donde se mantenía a raya a los hijos de figuras críticas al régimen, por lo que la educación pública aunque quizá enseñaba matemáticas e historia del Paraguay, pasó a ser un medio de adoctrinamiento, politización y alienación (Bosio, 1994).
Ya Melissa H. Birch nos explica que los últimos 20 años de la dictadura de Stroessner se prestó poca atención a la necesidad de cambios estructurales para acompañar el crecimiento poblacional, los cambios tecnológicos, el fin de la guerra fría y la potencial apertura del país a la globalización (Birch, 2011), situación que poco cambió en los años de transición a la democracia, que se caracterizó más bien por la continuidad del partido colorado en el poder, la inestabilidad política y la crisis financiera de los 90s.
En 1992 se intentó una reforma educativa con resultados decepcionantes, no se logró la calidad educativa, la equidad ni la diversidad, la teoría y filosofía de la educación que orientó la reforma educativa no se enmarcaron dentro del derecho a la educación y los fines educativos establecidos en la Constitución Nacional (Giménez, 2022). Uno de esos fines es la preparación para el trabajo técnico para disponer de los recursos humanos que necesitaría el país para su desarrollo.
No discutiré los objetivos educativos de la Constitución Nacional en este artículo, pero considero que por más que haya pasado mucho tiempo y se han gastado millones en educación, el enfoque aún sigue siendo algo equivocado.
Seguimos sin comprender los desafíos que implican competir en una economía de mercado, abierta a la globalización, seguimos sin entender que el estado de derecho, implica igualdad ante la ley, y que, sin eso, existirán ciudadanos privilegiados y los ¨comunes¨, como diría un político conocido, seguimos sin resolver 2 problemas fundamentales. 1) No definimos bien las reglas del juego, es decir, existen reglas aplicadas a algunos y para otros no, el ladrón de gallinas va preso, pero el jefe del crimen organizado o quienes con alevosía cometen actividades ajenas a la Ley, no son juzgados, el pequeño comerciante es obligado a cumplir con todas las obligaciones reglamentarias y tributarias, pero aquellos más cercanos al poder político gozan de prerrogativas que les permiten esquivar tales obligaciones.
Es decir, el árbitro es severo solo con algunos jugadores y complaciente con otros; 2) No enseñamos cuáles son las reglas del juego y cómo debería jugarse. Nuestro sistema educativo no educa para la competencia de mercado, tiene demasiado poco de educación financiera, no se menciona la importancia de la ética profesional, ni de cómo realmente funciona un sistema de precios en un contexto de división del trabajo, por lo tanto, solo genera jugadores que no tienen la dotación técnica para un juego competitivo, ni tampoco comprende correctamente las reglas del juego.
Por lo tanto como en el basquetbol de San Roque (Mi equipo), muchos jugadores del equipo no conocen bien los fundamentos del deporte, tienen limitaciones técnicas significativas, los jugadores cometen sus quintas faltas en el segundo cuarto y deben salir del juego por no conocer bien el reglamento, el equipo siente que son injustos con ellos, se cree que hay favoritos del arbitraje o de la propia organización del torneo, entre otros problemas serios que para el público en general mancilla la calidad del espectáculo.
Del mismo modo, si las instituciones dentro de las que se enmarcan la actividad económica, política y social de un país, no están debidamente aclaradas o definidas, y además las personas que deberán realizar esas actividades no conocen bien lo que implican esos marcos institucionales (Desde los altos niveles del aparato estatal, hasta la más pequeña oficina pública), es lógico que paulatinamente vayamos juzgando al sistema como injusto, la democracia como algo inútil, los valores como negociables al mejor postor y así veamos a muchos pedir eufóricamente líderes fuertes que a la postre solo serán el reinicio del ciclo vicioso que detiene a este país hace décadas.
Por Víctor Ocampos.
Bibliografía:
Birch, M. H. (2011). Generando Crecimiento Sustentable en un Contexto Democrático 1989-2009. En Estado y Economía en Paraguay 1870-2010 (págs. 247-285). Asunción: CADEP.
Bosio, B. (1994). www.es.scribd.com. Obtenido de https://es.scribd.com/.../Una-Educacion-Paraguaya-Para-El...
Giménez, F. J. (21 de Diciembre de 2022). Evaluación de la Reforma Educativa desde el Pacto Constitucional Educativo de 1992. Novapolis(20), 103-131.
Observatorio Educativo Ciudadano. (17 de Noviembre de 2024). www.observatorio.org.py. Obtenido de https://observatorio.org.py/presupuesto-publico/2
Observatorio Educativo Ciudadano. (17 de Noviembre de 2024). www.observatorio.org.py. Obtenido de https://observatorio.org.py/presupuesto-publico/3
Serafini Geoghegan, V., & Insaurralde, E. (Marzo de 2023). Evolución del Gasto en Educación en Paraguay entre el 2015-2021. Documento de Trabajo N°7.
Foto de J.M. Blanch