30/06/2025
😔💔 “𝙉𝙊 𝙌𝙐𝙄𝙀𝙍𝙊 𝙄𝙍𝙈𝙀 𝙏𝙊𝘿𝘼𝙑Í𝘼… 𝙈𝙄 𝙃𝙄𝙅𝙊 𝙈𝙀 𝙉𝙀𝘾𝙀𝙎𝙄𝙏𝘼” 💔
𝙻𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚛𝚎𝚊𝚕 𝚍𝚎 𝙈𝙖𝙧í𝙖 𝙀𝙧𝙣𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙊𝙟𝙚𝙙𝙖 𝙅𝙖𝙧𝙖, 𝚞𝚗𝚊 𝚖𝚊𝚍𝚛𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚗𝚏𝚛𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚎𝚕 𝚌á𝚗𝚌𝚎𝚛 𝚌𝚘𝚗 𝚊𝚖𝚘𝚛, 𝚟𝚊𝚕𝚎𝚗𝚝í𝚊 𝚢 𝚏𝚎
𝙈𝙖𝙧í𝙖 𝙀𝙧𝙣𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙊𝙟𝙚𝙙𝙖 𝙅𝙖𝙧𝙖 tiene solo 25 años y ya ha vivido lo que muchas personas no experimentan en toda una vida. Nació en Vaquería, hija de la Sra. Marina Jara González y el Prof. Néstor Ojeda. Estudió en la Escuela Básica N° 3.756 y luego se formó como bachiller técnico en salud en el Colegio Nacional San Antonio de Padua. Con grandes sueños, ingresó a la Universidad Santa Clara de Asís para seguir la carrera de Odontología.
A los 23 años, se casó con Ariel Bareiro Mendoza, esperaba un hijo y construyó con mucho esfuerzo la casa de sus sueños junto a su esposo. Todo parecía encaminarse hacia una vida plena, hasta que el dolor comenzó a aparecer. Un dolor agudo en la columna que le robó poco a poco la movilidad y la alegría. Llegó el momento en que no pudo caminar más. Sin vergüenza, María cuenta que tuvo que permanecer postrada, sin poder valerse por sí misma, atendida con todo el amor por su esposo, mientras su madre cuidaba de su pequeño hijo.
El diagnóstico llegó con crudeza: un tumor en la columna. Y luego, una nueva puñalada al alma: también tenía cáncer de mama, con un tumor de más de 12 centímetros.
Fue internada de urgencia en el Instituto Nacional del Cáncer (INCAN). Pasó días eternos entre salas, médicos y tratamientos, con dolores punzantes, náuseas, debilidad, tristeza y una sola fuerza que la mantenía en pie: su hijito. “Lo extrañaba tanto que no podía ni comer”, recuerda.
Cuando su madre le llevó a su pequeño, no quiso soltarlo más. “Lloré como nunca en mi vida cuando se fueron otra vez”. Esa escena quedó grabada en su memoria.
María enfrentó biopsias fallidas, infecciones, radioterapia que la debilitaba por completo y luego la quimioterapia: 18 sesiones cada 21 días, más una pastilla diaria que también actúa como tratamiento.
Sin embargo, cuando parecía que el cuerpo resistía, una tomografía trajo una nueva mala noticia: el cáncer ya había llegado al cráneo. Y el miedo volvió, esta vez más fuerte. “Sé que no me queda mucho, pero no quiero irme todavía... mi hijo me necesita, y nadie podrá reemplazar a una madre”, dice con la voz entrecortada.
Hoy vive con su madre porque su casa queda lejos del centro médico y ya no puede estar sola. Con tristeza, cuenta que tuvo que vender todos los animales que criaba porque un vecino dejaba suelto a su perro y le mataba a sus gallinas, patos y ovejas. “Mi casa era mi refugio, mi lugar feliz… extraño tanto esa vida”.
Pero como si todo eso no bastara, también sufrió un año entero de estreñimiento severo a causa de los medicamentos. El dolor era tan intenso que debía ser llevada de urgencia, y en más de una ocasión, los médicos debían intervenir manualmente para aliviarla. Con valor, cuenta todo sin filtros: “No me da vergüenza, porque es lo que viví en carne propia. Yo gritaba de dolor”.
Y fue a raíz de ese tormento físico que le realizaron una cirugía para vaciarle el útero y los ovarios. Una consecuencia que la marcó emocionalmente. Más allá del sufrimiento físico, trajo consigo una tristeza profunda que aún la acompaña.
> “𝐇𝐚𝐲 𝐝í𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐨𝐫 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐫𝐚, 𝐜𝐨𝐧 𝐝𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐢ó𝐧, 𝐧𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐢 𝐞𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐯𝐚𝐜𝐢𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐦𝐢𝐬 ó𝐫𝐠𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐭𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐲 𝐲𝐚 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐦á𝐬 𝐩𝐨𝐝𝐫é 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐡𝐢𝐣𝐨𝐬. 𝐓𝐞𝐧í𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐦𝐢 𝐞𝐬𝐩𝐨𝐬𝐨... 𝐪𝐮𝐞𝐫í𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐠𝐫𝐚𝐧 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚. 𝐘 𝐡𝐨𝐲 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐭𝐫𝐞𝐬. 𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐬𝐞 𝐮𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐨 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐭𝐨𝐝𝐨. ¡𝐋𝐨 𝐚𝐦𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐨𝐝𝐚 𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐦𝐚!”
El pecho aún no pudo ser intervenido; la cirugía está prevista más adelante, cuando el tumor se reduzca con los tratamientos.
Hoy, María sigue luchando. Tiene miedo, sí, pero más grande es su amor por la vida y por su hijo. “Dios no me soltó de la mano. Y mientras tenga fuerzas, voy a seguir luchando”.
🫶 𝐌𝐀𝐑Í𝐀 𝐍𝐄𝐂𝐄𝐒𝐈𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒
Está en una etapa difícil. Si querés ayudar, cualquier gesto es bienvenido. También podés apoyarla en TikTok, donde está contando su historia por partes:
📲 Para colaborar directamente con ella, podés comunicarte sin problemas al 0981 855 746. Todo suma.
📝 𝙈𝙚𝙣𝙨𝙖𝙟𝙚 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙙𝙚 𝙈𝙖𝙧í𝙖:
> “𝐃𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐚𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞. 𝐍𝐨 𝐝𝐢𝐠𝐚𝐧 ‘𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐬𝐨 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚’ 𝐲 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐚𝐧 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐜𝐞 𝐦𝐚𝐥. 𝐂𝐮í𝐝𝐞𝐧𝐬𝐞, 𝐯𝐢𝐯𝐚𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐦𝐨𝐫, 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐥𝐞𝐠𝐫í𝐚 𝐲 𝐯𝐚𝐥𝐨𝐫𝐞𝐧 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧. 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐢𝐧𝐟𝐥𝐮𝐲𝐞. 𝐘𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐝í 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐟𝐞.”
🌱 Desde 𝙀𝙡 𝙑𝙖𝙦𝙪𝙚𝙧𝙚ñ𝙤 𝙈𝙚𝙙𝙞𝙖 queremos contar historias que merecen ser escuchadas. Somos una página nueva, con pocos seguidores aún, pero con muchas ganas de marcar la diferencia.
Esperamos que otros medios y páginas amigas de la ciudad y más allá puedan sumarse a compartir esta historia de lucha, de vida y de fe.
Juntos podemos llegar a más personas y, sobre todo, ayudar a María en este duro camino. ❤️
Imágenes gentileza.