13/08/2025
Carta de un ciudadano al Presidente Santiago Peña
Señor Presidente de la República Santiago Peña:
Le escribo como un paraguayo más, trabajador, sacrificado, dolido y profundamente decepcionado por el rumbo que está tomando nuestro querido país. No pretendo representarlos a todos, pero sé que mis palabras reflejan el sentir de miles. Hoy, lo que predomina en nuestras calles y hogares es una tristeza generalizada, una desilusión que pesa más que cualquier carga que llevemos en la espalda.
Mi jornada comienza a las 4 de la mañana y termina, muchas veces, pasadas las 11 de la noche. Trabajo de sol a sol, bajo el frío, la lluvia, o el calor abrazador. Y lo hago con orgullo, porque es mi forma de sostener a mi familia. Pero también lo hago con una angustia que me carcome el alma: muchos días no llego a ver a mis hijos, no los acompaño a la escuela, no comparto su crecimiento. ¿Y todo para qué? Para llegar a fin de mes con lo justo, o muchas veces sin alcanzar. Para caminar por calles llenas de pobreza, inseguridad y desesperanza.
Señor presidente, durante su campaña nos repetía una y otra vez: “Vamos a estar mejor”. Pero hoy, esa frase quedó vacía, hueca, rota. Porque con el tiempo comprendimos que ese "vamos" no nos incluía a todos, sino solo a los simpatizantes del Movimiento Honor Colorado y a quienes gozan de los privilegios del poder.
¿Puede usted imaginar lo que es salir de casa antes del amanecer y volver cuando todos duermen, sin haber tenido ni un momento para abrazar a los tuyos? ¿Puede entender lo que se siente ver cómo todo sube menos el salario y cómo la esperanza baja sin freno con cada medida que solo beneficia a unos pocos?
Nos hablan de crecimiento, de estadísticas que mejoran, de índices de pobreza que bajan. ¿Dónde está esa mejora? Porque en la calle, en la fila del colectivo, en el mercado, en los hospitales públicos colapsados, lo único que se respira es frustración, necesidad, y una rabia contenida.
Y mientras tanto, desde el Congreso Nacional, los oficialistas dejan en claro que harán lo que quieran, como quieran y cuando quieran. Un mensaje claro y autoritario, como si el país les perteneciera. Amenazan con expulsiones a quienes no se alineen, como si ser elegido por el pueblo no significara nada ante las órdenes dictadas desde la Avenida España.
Presidente Peña, yo no me avergüenzo de ser paraguayo. Me siento orgulloso de sacrificarme por mis hijos, de renunciar a ir a un odontólogo o a un médico para que a ellos no les falte nada. Pero lo que duele es ver que ese sacrificio no vale nada para quienes nos gobiernan. No nos merecemos esta clase de autoridades. No merecemos este abandono.
Estamos a tiempo. Le pido, como ciudadano y como padre, que gobierne con dignidad, con honestidad, como un paraguayo más. No permita que lo sigan gobernando aquellos que siempre lo tuvieron todo y hoy lo utilizan como una fachada para seguir repartiéndose el país.
Ya basta de sonreír en las fotos como si todo estuviera bien, cuando usted sabe mejor que nadie que nada está bien. Hasta ahora, señor presidente, no "estamos mejor".
Y me despido con una sola pregunta, la más honesta que le puedo hacer desde el corazón de un pueblo herido:
¿Puede usted dormir tranquilo por las noches, mientras su pueblo muere por la inseguridad, pasa hambre por la falta de circulante y el alto costo de la vida, y mientras los políticos que sí están mejor se reparten sin pudor lo que queda del Paraguay?
Atentamente
R.N.M.
Un paraguayo cansado, pero aún con esperanza.