25/08/2025
Resulta que ahora fui a Sonsonate a hacer un mandado donde un abogado. No pasaron ni 5 minutos dentro de las oficinas cuando, al salir, me encuentro con un policía de tránsito llenando una esquela. Me acerqué, sonriente y con toda la calma, y le dije:
—Oficial, no me tardé nada…
Pero antes de que terminara de explicarle, me interrumpió, serio y cortante:
—La ley es pareja, y su carro está estacionado en un lugar prohibido.
Le respondí:
—No sea mamón, se lo estoy pidiendo en buena onda.
Ahí fue donde se prendió. Con tono seco me dijo:
—¿Ah sí? ¿Faltando el respeto a la autoridad? Muy bien…
Y pum, me clavó la segunda esquela en un abrir y cerrar de ojos. Acto seguido la colocó en el parabrisas. Yo, ya enojado, le solté:
—Con esa actitud, pi**he poli, nunca vas a progresar. Te crees muy valiente solo porque cargas esa placa y ese uniforme…
Y sin pensarlo dos veces, me llenó una tercera esquela y la acomodó junto a las otras. El coraje fue tanto que hasta comenzó a quitarle las placas al carro.
Entonces lo miré y le dije con toda la serenidad del mundo:
—Bueno, oficial, me encantaría seguir debatiendo con usted, pero ya viene el bus que estaba esperando. Fue un gusto platicar...