
02/10/2025
Solo dio a luz a un gatito. Uno solo. Y sin embargo, lo cuida como si tuviera una camada entera. Desde ese instante, se convirtió en su sombra, en su refugio, en su escudo. Lo mantiene bajo su cuerpo, entre sus patas, como si supiera que el mundo es demasiado ruidoso, demasiado duro, demasiado frío para alguien tan pequeño.
Lo observa dormir como si su descanso fuera lo más sagrado que existe. Come rápido, vuelve aún más rápido, no lo deja solo ni un segundo de más. No es solo una madre: es un castillo, una promesa, un muro de amor que lo protege de todo.
Y él, aunque no tenga hermanos, nunca ha estado solo. Porque desde el primer aliento, ha conocido a una madre que lo ama por todos los que no están. Una madre que le dice con cada mirada: “Mientras esté aquí, nada te pasará.”