11/22/2025
La salvación es 100% de Cristo, o no es salvación.
La frase expone una verdad central del evangelio: la salvación no es una cooperación entre Cristo y el pecador; es una obra absoluta, perfecta y suficiente de Dios. La Escritura jamás presenta al ser humano como parcialmente enfermo o moderadamente perdido, sino espiritualmente mu**to (Efesios 2:1). Y un mu**to no coopera, no extiende la mano, no aporta nada: necesita ser resucitado. Por eso, si la salvación dependiera aunque sea en un 0,01% de nuestra fuerza, mérito, decisión o justicia, estaríamos eternamente perdidos.
La Biblia enseña que la gracia no es una ayuda, sino la causa misma de nuestra vida espiritual: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras” (Efesios 2:8-9). Si hubiera un solo mérito humano involucrado, la salvación ya no sería gracia (Romanos 11:6). Y si Cristo no hiciera el 100%, Su obra no sería suficiente, Su cruz no sería perfecta y Su muerte no sería eficaz.
El evangelio afirma lo contrario: Cristo hizo todo. Él nos amó cuando éramos enemigos (Romanos 5:10), nos eligió cuando no habíamos hecho ni bien ni mal (Romanos 9:11), nos llamó cuando no buscábamos a Dios (Romanos 3:11), nos regeneró cuando éramos incapaces de creer por nosotros mismos (Juan 6:44; 1 Corintios 2:14). Hasta la fe con la que creemos es concedida por Él (Filipenses 1:29). La salvación es Su obra de principio a fin.
Por eso podemos decir sin temblar y sin vergüenza:
Si Jesús no fuera un Salvador perfecto, no habría salvación posible.
Si Él no hiciera el 100%, nadie sería salvo.
Pero como Él lo hizo todo, hay esperanza para los peores pecadores.
La seguridad del creyente no descansa en su fuerza, su constancia, su fidelidad, su voluntad o su emoción. Descansa en la obra terminada de Cristo, en su justicia imputada y en su gracia invencible. Dios no salva al que “ayuda un poco”, sino al que no puede hacer nada y es sostenido totalmente por Cristo.
El evangelio no es “Cristo y yo”.
El evangelio es Cristo solo.
Y eso es precisamente lo que lo hace glorioso.