02/22/2025
No entiendo por qué siguen cerrándole las puertas a más personas mientras perpetúan el desastre que han creado. Es imposible ignorar que figuras como Yeni Berenice, puesta en su posición por Leonel Fernández en 2009, forman parte de la misma élite que sigue moviendo sus fichas en beneficio propio. Es lógico que mantengan su círculo de poder mientras negocian la soberanía de nuestra nación por el oro escondido bajo nuestras tierras.
¿Cómo duermen por las noches? ¿Cómo pueden compartir una comida con sus familias, mirarlos a la cara, sabiendo que han traicionado a una nación entera de gente buena? La hermosa cultura dominicana está siendo triturada por una ingeniería social impuesta deliberadamente para erradicar nuestras raíces, borrar nuestra identidad y entregarnos a intereses extranjeros.
El daño es evidente, no solo en la pérdida de nuestras costumbres, sino en la sangre derramada por conflictos que parecen diseñados para sembrar caos. Las muertes y mutilaciones a manos de conflictos artificiales solo reflejan el precio del oro: la destrucción de nuestra soberanía y dignidad.
Espero que los responsables reflexionen sobre el legado que dejan, porque el daño que han causado, directa e indirectamente, marcará su nombre en la historia con una mancha que nunca podrán borrar. Los nombres de las víctimas, como Cielo García, no serán olvidados, y sus vidas no serán simples números en las estadísticas de esta traición.
La pregunta sigue en el aire: ¿Cuánto más soportará el pueblo dominicano? Nuestra soberanía no se negocia. Es momento de que el pueblo despierte y exija la justicia que se le ha negado por tanto tiempo.