
10/03/2025
En Mateo 24,
Jesús habla del fin de los tiempos, advirtiendo a sus discípulos sobre la tribulación,
los falsos maestros,
la persecución y la anarquía. La frase:
“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”
(Mateo 24:13, NVI)
no pretende contradecir la seguridad de la salvación, sino describir la verdadera marca de los creyentes genuinos.
La perseverancia no gana la salvación,
sino que la prueba.
Palabras como Juan 10:28-29 dicen:
“Yo les doy vida eterna; no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.
Esto demuestra que la salvación, una vez verdaderamente otorgada, es segura. Dios es quien guarda a su pueblo.
“Una vez salvo, siempre salvo”
(o, mejor dicho, la perseverancia de los santos) se basa en el poder de Dios, no en el nuestro.
Mateo 24:13 enfatiza que la verdadera fe salvadora perdura.
En otras palabras:
Los falsos conversos pueden caer bajo presión
(véase la parábola del sembrador
en Mateo 13).
Los verdaderos creyentes perseverarán porque el Espíritu de Dios los guarda
(Filipenses 1:6).
Así que la perseverancia no es la condición para la salvación, sino la evidencia.
Los salvos perseverarán, no porque sean más fuertes,
sino porque
Dios es fiel.
La parte de Dios:
Él salva, sella y guarda a su pueblo
(Efesios 1:13-14).
Nuestra parte: Estamos llamados a perseverar,
y cuando lo hacemos, demostramos la obra salvadora de Dios en nosotros.
Piénselo así:
un árbol está vivo no porque dé fruto, sino porque el fruto prueba que el árbol está vivo. La perseverancia es el "fruto" de la verdadera salvación.
Por lo tanto,
Mateo 24:13 no niega la seguridad eterna; confirma que la verdadera fe persevera.
“Perseverar hasta el fin” es la evidencia de ser verdaderamente salvo, no el precio que pagamos para ganar la salvación.
-Pastor Angel Salas