Maestro José Briceño

Maestro José Briceño Ministerio de la enseñanza y la evangelización "JESÚS SOBERANO SEÑOR"

12/21/2025
12/19/2025

2 Corintios 3:6 — τὸ γὰρ γράμμα ἀποκτείνει, τὸ δὲ πνεῦμα ζωοποιεῖ

Pablo afirma:

“Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida”.

En el texto griego, τὸ γράμμα (to grámma) no se refiere al estudio bíblico, a la lectura de la Escritura ni al conocimiento intelectual, sino al sistema de la Ley escrita como norma externa, codificada y reguladora.

En el mundo del judaísmo del siglo I, grámma alude a la ley como código normativo, el mandamiento fijado por escrito que exige obediencia pero no otorga la capacidad de cumplirlo. Por eso Pablo afirma que “mata”: no porque sea mala, sino porque expone el pecado sin transformarlo.

Este mismo principio aparece en Romanos 7:10, donde el apóstol declara que el mandamiento, aunque santo y bueno, terminó produciendo muerte. No por defecto de la Ley, sino por la incapacidad del ser humano de responder desde el interior.

En contraste, τὸ πνεῦμα (to pneuma) no describe emoción religiosa, fervor espiritual ni experiencia subjetiva, sino la acción vivificante del Espíritu de Dios operando dentro del ser humano. El verbo ζωοποιεῖ (zōopoieî) significa “dar vida”, “vivificar”, “hacer vivo aquello que estaba inerte”.

Pablo está contrastando dos realidades:

– una obediencia externa regulada por un código, – y una transformación interna producida por la acción del Espíritu.

Este contraste se enmarca directamente en la promesa profética del nuevo pacto:

“Pondré mi ley dentro de ellos, y la escribiré en su corazón” (Jeremías 31:33)
“Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos” (Ezequiel 36:27).

Por eso Pablo define su ministerio como el de diákonoi kainēs diathēkēs —ministros de un nuevo pacto— no de la letra, sino del Espíritu. No se trata de eliminar la Escritura, sino de afirmar que la vida no proviene del código, sino de la acción de Dios que interioriza su voluntad.

“La letra (ley) mata” porque, aislada, produce juicio, condena y distancia.
“El Espíritu da vida” porque transforma desde dentro y capacita para obedecer.

12/19/2025

En el Antiguo Israel, el Urim y el Tumim formaban parte del ḥōšen mišpāṭ (חֹשֶׁן מִשְׁפָּט), el llamado “pectoral del juicio” que llevaba el sumo sacerdote (Éxodo 28:30).

El texto hebreo no describe su forma, ni su material, ni su mecanismo. Solo indica que estaban “sobre el corazón” del sacerdote y que funcionaban como instrumentos para obtener una respuesta divina en decisiones de alto impacto.

Su uso está legislado explícitamente en la Ley, dentro del sistema cultual oficial de Israel.

- Urim (אוּרִים) deriva de ’ôr (אוֹר), “luz” o “iluminación”.

- Tumim (תֻּמִּים) proviene de tāmim (תָּמִים), “integridad”, “perfección” o “completitud”.

Por eso suelen traducirse como “Luces y Perfecciones”, aunque el hebreo apunta más a una función que a una cualidad mística: claridad e integridad en el juicio.

Los textos que los mencionan (Éx. 28:30; Lev. 8:8; Núm. 27:21; 1 Sam. 28:6; Esd. 2:63) muestran que eran un medio para consultar la voluntad divina, especialmente en asuntos de guerra, liderazgo y decisiones nacionales.

La Biblia no los presenta como piedras mágicas. En términos históricos, funcionaban como un sistema oracular aprobado, probablemente relacionado con el uso de suertes o piezas físicas cuyo resultado se interpretaba como respuesta divina.

Es decir, una forma antigua de lot oracular, donde el “azar” no era entendido como casualidad, sino como expresión de la soberanía de Dios (cf. Prov. 16:33).

El uso de métodos sacralizados de sorteo para consultar a la divinidad era común en el mundo antiguo.
Babilonios, hititas y egipcios practicaban lo que hoy se llama “adivinación legal”, donde los dioses paganos revelaban su voluntad mediante objetos rituales.

Israel no inventa el método, pero sí lo redefine teológicamente:
la respuesta no proviene de múltiples deidades caprichosas, sino del único Dios justo. Por eso el objeto se llama pectoral del juicio (mišpāṭ), no pectoral de revelación ni de poder.

Tras el exilio babilónico, el Urim y el Tumim desaparecen del culto israelita (Esd. 2:63).
No hay registro de su restauración en el Segundo Templo.

Su ausencia marca un cambio decisivo:
el paso de una revelación mediada por objetos rituales, a una revelación entendida a través de la Torá escrita, la voz profética y la interpretación sapiencial.

La teología cristiana posterior reinterpretó el Urim y el Tumim de forma tipológica:

Cristo como “luz” (Urim): la iluminación divina encarnada.

Cristo como “perfección” (Tumim): la plenitud de la voluntad de Dios.

En resumen

El Urim y el Tumim fueron instrumentos antiguos de discernimiento, no dice si eran de piedra ni se menciona el materia, l no era. amuletos ni objetos místicos.
Expresaban la convicción de que Dios podía responder en una necesidad específica.

Su desaparición no fue una pérdida, sino una transición:
de una religión oracular a una religión de palabra, donde la revelación ya no depende de objetos, sino del entendimiento, la justicia y la interpretación responsable del texto.

12/08/2025
12/08/2025
12/07/2025
12/07/2025

UNA PRESENCIA DEL ESPÍRITU ETERNO, EN PLENA EXPOSICIÓN DEL TEXTO SAGRADO.
12/07/2025

UNA PRESENCIA DEL ESPÍRITU ETERNO, EN PLENA EXPOSICIÓN DEL TEXTO SAGRADO.

12/06/2025

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