09/29/2025
El código QR nació en 1994 en los laboratorios de Denso Wave (filial del grupo Toyota), de la mano del ingeniero Masahiro Hara. Su objetivo era muy concreto: acelerar el seguimiento de piezas en las líneas de montaje, donde un único paquete podía llevar varios códigos de barras. Hara buscó una marca que se leyera de un vistazo, desde cualquier ángulo, y encontró una pista visual en el tablero del juego Go: fichas negras y blancas sobre una cuadrícula. De allí surgió la idea de una matriz bidimensional de módulos claros y oscuros que un lector pudiera identificar con gran rapidez.
¿Qué hace especial a un QR?
• Es una matriz cuadrada de “módulos” con tres patrones de posicionamiento en las esquinas que permiten al escáner orientarlo sin importar cómo esté girado.
• Incluye zonas de sincronización y una “zona silenciosa” alrededor para que el lector lo reconozca con fiabilidad.
• Emplea corrección de errores (códigos Reed–Solomon) en cuatro niveles; con el más alto puede recuperarse la información incluso si se deteriora alrededor de un tercio del símbolo.
• Existen 40 “versiones”, desde 21×21 hasta 177×177 módulos, que escalan la cantidad de datos: en condiciones favorables, un QR puede almacenar hasta unos 7.000 dígitos, alrededor de 4.300 caracteres alfanuméricos o cerca de 3.000 bytes.
• Utiliza patrones de enmascaramiento para evitar grandes zonas uniformes y mejorar la lectura en cámaras reales.
Hara y su equipo lo llamaron “Quick Response” porque se decodifica extremadamente rápido. Denso Wave mantuvo las patentes pero decidió no cobrar licencias y lo llevó a estandarización internacional, lo que impulsó su adopción global. De una necesidad industrial pasó a la vida diaria: hoy abre menús, valida billetes, comparte contactos y enlaza información con un simple encuadre de la cámara.