08/10/2017
Ruedan cabezas humanas y capitales de petrodólares dentro y fuera del Palacio de Miraflores
Pedro Hoyos Salcedo
Después de haberse descabezado la última muestra legal y constitucional de la Democracia en Venezuela (La Asamblea Nacional-112 AN, 6 de diciembre, 2015), después de 6.280 protestas callejeras en cuatro meses, después de la rebelión de los encapuchados, y después de haberse instalado con claro fraude y en franca vía opuesta a la Constitución venezolana vigente, la “Asamblea Nacional Constituyente-ANC”, ahora se inicia una gesta macabra en donde los impostores inician el desarrollo de una triste, cruenta y anunciada agenta.
Human Rights Watch (HRW), en la voz de Tamara Taraciuk, ha fotografiado verbalmente el perfil de los detenidos, de los heridos y de los torturados: “Son mayormente disidentes o críticos. No son sólo aquellos líderes opositores conocidos, sino que se trata de ciudadanos de a pie que el Gobierno considera disidentes simplemente por participar en manifestaciones o por estar pasando cerca de una manifestación”. Éstos son dos casos flagrantes: Mileidy González, joven auxiliar de enfermería y Gaetano Costa, politólogo de 42 años. Ambos colgados en la cárcel, golpeados sin piedad y amenazados con venganza posterior si hablan de las experiencias del terror.
En las calles de la Patria de Bolívar se exponen diariamente cadáveres (126), mientras que en “Ramo Verde” y otras cárceles pululan los prisioneros de todos los matices: soldados, sargentos, tenientes, etc; estudiantes, políticos, no políticos, observadores del conflicto, torturados, no torturados, heridos, no heridos, policías y hasta habitantes de la calle.
Los derechos humanos han sido pisoteados recurrentemente por la represión, mediante allanamientos a las viviendas, crueles y desordenados, sin requerimientos escritos; mediante allanamientos sin sentido a algunos negocios, a almacenes, a sitios de abasto, a carnicerías y a graneros; mediante allanamientos abusivos y sin explicación a pequeños terrenos, a pequeñas parcelas y a pequeñas fincas populares.
La agenda tortuosa de la “Asamblea nacional Constituyente” rueda de forma viciada, repta por las calles de Venezuela y castiga sin cesar a sus oponentes. El descabellado Diosdado Cabello ha dicho públicamente: “La Constituyente va porque va. Haremos la operación tun tun, puerta a puerta”.
El movimiento dirigido hacia el destrozo del último suspiro constitucional se inicia con la destitución de la Fiscal de la República, Luisa Ortega, ejecutado después de un (1) minuto de discusión entre Diosdado y Betty la fea. Los 545 soldaditos de plomo han levantado la mano y la propuesta endeble y manida es votada por unanimidad. Acto seguido, Bolívar ha escuchado en el más allá: “Tenemos dos Fiscales de la Nación: una ex, legal y uno, viciado, ilegal.
Acto seguido ruedan dos cabezas en las figuras de Leopoldo López y Antonio Ledezma quienes por arte de birlibirloque han sido asaltados en sus casas por cárcel y son llevados en franca lidia y descabelladamente hacia la torre de la tortura llamada “Ramo Verde”, para regresar días después marcados con el grillete de ignominia que los endilga como personas sin derecho a algún movimiento, abracadabra: ni del cuerpo, ni de la boca, ni de los brazos, ni del Espíritu, ni de la mente.
El desarrollo de esta agenda planeada y anunciada por el “Tribunal Supremo de Justicia” –TSJ cae ahora en la cabeza del Alcalde de Chacao Ramón Muchacho. El gran opositor al régimen dictatorial de Maburro, Muchacho, ha sido condenado sin juicio alguno a 15 meses de prisión. Ramón Muchacho ha establecido que “todo el peso de la injusticia revolucionaria ha caído sobre mí y sobre Chacao”.
Por otra parte, la bola del fútbol ha visto rodar otra cabeza entre dos compañeros del Mundial de España de 1982: Mario Alberto Kempes, “el Matador” argentino, ha reclamado a Maradona “El Pelusa” argentino, su falta de rigor profesional, de rigor ético y de rigor político, al apoyar de rodillas e irresponsablemente al régimen de Micolás Maburro. El gran Mario Kempes ha preguntado, en radio Mitre, al bajo soldado chavista de Maradona: “¿Cómo puedes apoyar la muerte de 124 jóvenes?”; también ha expresado: “me dolió mucho que Maradona apoye al régimen de Nicolás Maduro; cualquier persona con dos dedos de frente no diría eso. Tengo parientes en Venezuela que la están pasando mal. No se puede defender lo indefendible, a un tirano en Venezuela. Vives como los dioses; son chicos defendiendo a su país. Estos tiranos vendieron Venezuela a los rusos y a los chinos”. Es irrefutable que Maradona y su consorte babean sobre realidades que desconocen. Dicen cosas sobre casos que no barruntan. Es claro y obvio que desde una trinchera lejana, protegida y oculta como es Holanda y bajo la bandera de el Al-Fujairah, Segunda División de los Emiratos Árabes Unidos, cualquier inicuo haragán esputa mucosidades flatulentas como las del esperpéntico “El Pelusa” Maradona: “Viva Chávez, Viva Maduro, Viva la revolución, somos chavistas; cuando Maduro ordene estoy vestido de soldado”. Habrase visto tal iniquidad, decía mi abuela.
Por las calles en donde cabalgó Simón Bolívar en su caballo “Palomo”, han rodado cabezas humanas dentro de toda esta debacle y confusión de la pre y pos “Asamblea Nacional Constituyente”. Víctima de las balas asesinas ha fenecido Orlando Johan Jhosep Medina, en la avenida Lisandro Alvarado, parroquia Bolívar del municipio Morán; otro joven ha caído por bala en la cabeza en El Tocuyo, estado Lara, en el occidente de Venezuela; también ha muerto por bala Daniel Infante; a Luis Alberto Márquez lo alcanzó de muerte una bala venida desde un edificio; el famoso Spider-Man venezolano ha perdido un ojo después de ser torturado y después de haberse enfrentado a las “fuerzas de seguridad”; a Paula Colmenares, estudiante de Derecho de la Universidad Central de Venezuela, le gritaba la soldadesca del régimen dictatorial “Arrástrate como un gusano”. Paula comentó: “Me arrestaron decenas de militares. Me manoseaban la entrepierna mientras me trasladaban en una motocicleta. Me cubrieron la cabeza, me golpearon y robaron el celular. Sólo me liberaron cuando se hizo viral una foto en la que aparecía siendo arrestada”, etc, etc.
17 Cancilleres, en Lima, han asentado que “todos los actos que emanen de Constituyente venezolana son ilegítimos; esa nación ya no es una democracia”. Mercosur ha suspendido a Venezuela por no cumplir con el protocolo de Ushuaia. La ex Fiscal de la República, la brillante y renovada ex chavista, Luisa Ortega Díaz, ha dicho en voz alta que “ante los hechos de fuerza, el país está ante un nuevo gobierno de facto, es un golpe demoledor a la Constitución, a las leyes y a nuestra forma de Estado”. Luisa también expuso, sin ambages ni circunloquios, una de las múltiples perlas económicas fallidas de Maburro: “pretenden continuar el desfalco y dejar impunes casos como la implicación de Venezuela en el escándalo de corrupción de Odebrecht, a quien el Estado le pagó 30.000 millones de dólares”.
Según la OEA hay 498 presos de conciencia en Venezuela; el mundo ha visto 130 rostros pétreos y gélidos en las calles de Bolívar; las Democracias del mundo han visto la danza de los líderes opositores de casa por cárcel a la cárcel tétrica de “Ramo Verde” como casa.
Por lo anterior, la Casa Blanca, ha hecho rodar, por los suelos de las arcas de los Bancos, pantagruélicos capitales mal habidos y pertenecientes a los torturadores, a los asaltantes de la Democracia y a las familias dolosas cuyo habitáculo es el Palacio de Miraflores. Mientras todos ellos hacen rodar cabezas de humildes e indefensos hombres de la patria, las leyes económicas hacen rodar al unísono sus grandes capitales e inmensas propiedades y negocios depositados en profundo silencio, con un disimulo angelical y, sobre todo, con la avaricia garrafal de quien arrebata el pan de cada día de los bolivarianos de Bolívar.
Estas claridades pecuniarias recaen en buena hora sobre altos descoloridos funcionarios del gobierno venezolano: por su flamante corrupción del gobierno, por su notable desmadre dentro del poder, por integrar el escuadrón de los asesinos de la democracia y por insistir en pisotear los derechos humanos, han escuchado las trompetas de la justicia: el jefe de la Comisión Presidencial para la Constituyente y ex vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, el gatopardo; la presidenta del Consejo nacional Electoral (CNE), la desentonada y marrullera Tibisay Lucena; el ministro del Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, el sibilante; el defensor del Pueblo, el cara de “yo no fui”, Tarek William Saab; el Tesorero de la nación, Carlos Malpica Flores, el mal picador de flores; Adán Chávez, hermano de Chávez, los líderes de la lista negra. Otros facinerosos, sin rostro ante la sociedad pero con el empuje de incansable hormiga arriera, que también han colaborado en el asalto a las arcas de Simón Bolívar son: Francisco Ameliach, Hermann Escarrá, Tania D’Amelio, Erika Farias, Carmen Meléndez, Darío Vivas y Vladimir Lugo, comandante de la Unidad Especial del Palacio Federal Legislativo en la Guardia Nacional Bolivariana.
Para todos ellos, Requiem Aeternam para sus capitales en petrodólares, Ave Marías para sus propiedades mal habidas, despedida Per Secula Seculorum de sus negocios soterrados y disimulados, y como decía mi abuela: “finalmente se llevarán a la Gehena sólo sus almas impuras”.