09/23/2025
Las pérdidas que experimentamos en la vida, en el momento, pueden doler y no siempre las entendemos. Pero con el tiempo descubrirás que lo que en algún momento contaste como pérdida, en realidad fue para crear espacio para nuevas ganancias y para las promesas que el Señor tenía preparadas para ti.
Aquello que llamaste pérdida era necesario, porque con eso se fueron capas que cubrían tu identidad. Con ello se fue tu orgullo, el miedo, la necesidad de andar a la defensiva, la duda, las ofensas, la búsqueda de aprobación externa constante, la ansiedad, la irritabilidad y la codependencia.
Hoy has aprendido que la vida continúa, que vale más caminar en sabiduría, en paz, en gratitud, en madurez espiritual y emocional. Te manejas con prudencia, con gracia, con paciencia, con convicción, y has aprendido a escuchar tu intuición.
Ahora sabes que la vida está llena de oportunidades, de promesas de Dios, y que nuevas puertas han estado listas todo este tiempo esperando por ti, para que estés preparado y puedas entrar por ellas.
Recuerda: el Señor no está preparando las bendiciones para tu vida; Él te está preparando a ti para recibir las bendiciones que ya están predestinadas para ti. Y más allá de recibirlas, se trata de recordar siempre a Aquel que te levantó, te limpió y te restauró. Se trata de permanecer cerca, cada día, de quien te ha dado una nueva oportunidad: Dios.
El está más interesado en la salvación de tu alma, que en vez de todas las cosas terrenales que te pueda dar. Su plan divino sobrepasa todo lo que humanamente puedas planificar.
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Juan 15:2