08/06/2025
"A mitad de su embarazo, le diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3. Una nueva vida crecía en su cuerpo… y una enfermedad terrible. No tenía tiempo para el duelo. Los médicos le extirparon el seno y, aún con el bebé bajo el pecho, comenzó la quimioterapia.
A las 36 semanas, le indujeron el parto para que pudiera seguir luchando por su vida. Se hizo el silencio en la sala de partos cuando el bebé llegó al mundo. Sano, fuerte, hermoso. Un momento después, se acurrucó junto a su único pecho restante. En ese acto, más amor que mil palabras.
Kate Murray, la fotógrafa que capturó ese momento, dijo más tarde: ""No había una sola persona en la sala que no llorara"".
No sabemos qué pasó después. Los medios guardaron silencio. Ella continuó su lucha: contra el cáncer, contra el dolor, contra el miedo. Pero ese día, ganó. Le dio a su hijo vida, calor y el primer toque del amor de una madre.
Esta imagen no es solo una fotografía. Ella es la definición de fuerza."