12/08/2025
Grover Krantz, reconocido antropólogo y figura excéntrica por su investigación sobre Pie Grande, dejó una última voluntad tan conmovedora como inesperada: donar su esqueleto al Smithsonian solo si su perro, Clyde, podía permanecer a su lado para siempre.
Krantz falleció en 2002, y su deseo se cumplió al pie de la letra. Hoy, su esqueleto y el de su leal perro lobo irlandés están exhibidos juntos en el Museo Nacional de Historia Natural, en una pose que parece un abrazo congelado en el tiempo.
La escena, tan científica como profundamente humana, honra dos cosas que marcaron su vida: la curiosidad que lo llevó a estudiar el mundo... y el amor incondicional de un perro que nunca lo dejó solo.