11/22/2025
El retrato que no pertenece a este mundo
Tenía solo 8 años cuando Akiane Kramarik pintó algo que, hasta el día de hoy, sigue dejando sin palabras a creyentes y escépticos por igual. La obra se llama “El Príncipe de la Paz”, pero más allá del título, lo que realmente conmociona es su origen: según Akiane, el rostro que aparece en el lienzo lo vio en una visión… una que, asegura, provenía del cielo.
Akiane no fue criada en un entorno religioso. De hecho, su familia era atea. Sin embargo, desde los 4 años comenzó a hablar de visiones celestiales, de encuentros con Dios y paisajes que —decía— no existen en este mundo. Su entorno pensó que era imaginación infantil. Pero entonces, empezó a dibujar. Y luego a pintar. Con un talento imposible de ignorar… y con una claridad que no se enseña.
Durante años, buscó sin éxito un rostro que se pareciera a ese Jesús que había visto “allí”. Un día, tocó la puerta de su casa un hombre misterioso, de rasgos fuera de lo común. Cuando Akiane lo vio, supo que era él: el rostro que necesitaba para dar forma a su visión. Lo retrató en silencio, con pinceladas suaves, como si supiera exactamente lo que debía hacer.
El resultado fue “El Príncipe de la Paz”: una imagen de Jesús con ojos penetrantes, piel de tonalidad olivácea, mirada firme y compasiva. No es el Jesús clásico de las iglesias. Este parece humano… pero no del todo. Hay algo en su expresión que no se puede explicar con palabras. Algo eterno. Algo fuera del tiempo.
Lo más inquietante llegó años después, cuando un niño llamado Colton Burpo, que decía haber visitado el cielo durante una experiencia cercana a la muerte, vio el retrato y exclamó: “Ese es Él”. Ninguna otra imagen lo había convencido antes.
Durante más de una década, la pintura original estuvo perdida, atrapada en una venta fraudulenta. Solo en los últimos años Akiane logró recuperarla.
Hoy, “El Príncipe de la Paz” no es solo una obra maestra. Para muchos, es una ventana a lo invisible. Un fragmento de lo divino filtrado por una niña que, sin buscarlo, tocó un misterio que el mundo aún no comprende.