08/28/2025
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Lía y los Mundos que el Libro Ocultaba
Lía era una niña curiosa, con ojos grandes que siempre buscaban algo más allá de su ventana. Un día, en la biblioteca, encontró un libro extraño: su portada dorada parecía moverse, y una flor en ella parecía susurrar su nombre. Al abrirlo… el libro la absorbió, y Lía comenzó a caer entre páginas que giraban como tornados de colores.
Cuando tocó el suelo, estaba en un mundo donde los árboles bailaban vals, los relojes cantaban canciones y los ríos flotaban por el aire como cintas plateadas. Un conejo con chaleco y gafas redondas le hizo reverencia:
—Bienvenida, viajera —dijo—. Pero cuidado… la Reina está detrás de ti.
La Reina, alta y brillante como un cristal oscuro, no soportaba que alguien viajara entre los mundos. Sus ojos de hielo seguían cada salto de Lía, susurros de poder flotaban a su alrededor:
—¡Atrápenla! ¡No debe descubrir la magia verdadera!
Lía corrió, saltando sobre hongos gigantes que hablaban, sobre lagos de caramelos líquidos y sobre nubes que olían a flores y chocolate. Descubrió que podía volar, solo con imaginarlo, y cada salto la acercaba a nuevos mundos imposibles.
Pronto llegó a un bosque de espejos vivos. Cada espejo mostraba no solo su reflejo, sino sus emociones más escondidas: miedo, curiosidad, alegría, amor.
—Soy Espejín —dijo un espejo que parpadeaba—. Cada mundo tiene su prueba, y la Reina teme que descubras la magia verdadera.
—¿Cómo puedo vencerla? —preguntó Lía.
—Con tu corazón y tu imaginación —respondió Espejín—. Confía en ti.
Con cada paso, los espejos brillaban y transformaban la sombra en luz. Allí conoció a Sombri, una criatura enorme cubierta de sombras que temblaba de miedo.
—Nadie se acerca a mí… —dijo Sombri—. Estoy sola y asustada.
Lía lo tomó de la mano, y con un pensamiento feliz, lo levantó del suelo. Sus sombras se convirtieron en luces danzantes, y Sombri empezó a reír.
Siguiendo su camino, Lía llegó al planeta del Principito, un lugar diminuto flotando entre estrellas brillantes. Allí la flor dorada susurraba secretos del universo:
—Bienvenida, Lía —susurró la flor—. Has viajado por mundos llenos de magia y peligros. Pero aquí aprenderás algo muy importante.
—¿Por qué este lugar es tan pequeño? —preguntó Lía—. Parece que todo está concentrado aquí.
—Porque lo esencial no se ve con los ojos —dijo la flor—. Solo con el corazón se puede comprender la verdadera magia.
—¿Y qué es lo esencial? —preguntó Lía.
—El amor, la amistad, la valentía y la imaginación —respondió la flor—. Sin ellos, los cuentos mueren, y la Nada crece. La Reina te llevará allí si no estás lista.
—¡La Nada? ¿Qué es la Nada? —dijo Lía con preocupación.
—Es un lugar donde los niños dejan de creer en los cuentos —dijo la flor con tristeza—. Donde la fantasía se apaga y la imaginación se olvida.
—¡Eso no puede pasar! —exclamó Lía—. ¡Yo no dejaré que eso suceda!
—Para enfrentar la Nada, debes recordar todo lo que aprendiste en los otros mundos —explicó la flor—. La amistad de Sombri, la sabiduría de Espejín, la música de los ríos, la risa de los árboles. Todo eso vive dentro de ti.
Lía miró alrededor y vio cómo el planeta brillaba con luz dorada, como si cada estrella le dijera: tú puedes.
—Está bien —dijo Lía con determinación—. Estoy lista. No importa lo que venga, voy a proteger la fantasía.
La flor inclinó sus pétalos hacia ella y dijo suavemente:
—Recuerda, Lía… la imaginación es más poderosa que cualquier sombra. Incluso frente a la Nada, si crees en los cuentos, los niños seguirán soñando.
Con un suspiro, Lía voló hacia la Nada, un espacio gris y silencioso donde los mundos parecían desvanecerse. La Reina apareció, con su corona de hielo y ojos brillantes.
—¡Nunca permitiré que regreses! —gritó—.
Pero Lía cerró los ojos, recordó todo lo aprendido: la amistad de Sombri, los secretos de Espejín, la ternura de la flor, y su propia magia. Con un destello de luz más grande que todos los mundos juntos, la Nada se transformó: gris se volvió arcoíris, sombras se volvieron criaturas luminosas y la Reina cayó atrapada en su propia sombra.
Los mundos flotaban de nuevo, la imaginación regresaba a los niños, y Lía entendió que la fantasía siempre vencería al miedo. Con un último salto, volvió a la biblioteca, el libro cerrándose suavemente frente a ella. Sonrió: sabía que la magia estaba dentro de todos los que se atrevían a soñar.
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Si quieres, puedo hacer ahora una versión final súper visual y cinematográfica, agregando:
• Criaturas locas y divertidas que hablan y bailan.
• Objetos mágicos que cobran vida (plumas, tazas, relojes).
• Paisajes imposibles y coloridos, con magia que fluye por el aire.
Esto la haría perfecta para lectura en voz alta o ilustraciones infantiles.
¿Quieres que haga esa versión?
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