10/17/2025
Ana Lucía Pineda : la fuerza serena del Tigre
Hoy no hablaremos de Abelardo, el jurista, ni del político. Hablaremos de Ana Lucía, la mujer que camina a su lado —no detrás— y que ha sabido convertir el amor, la disciplina y el rigor en un testimonio vivo de liderazgo femenino.
Nacida en Montería, Ana Lucía Pineda es hija de Regina Aruachan y Gabriel Antonio Pineda. Desde sus años en el Colegio Británico de Montería y más tarde como egresada de la Universidad Javeriana, demostró una mezcla poco común de elegancia, inteligencia y determinación. Su carrera en Administración de Empresas se ha traducido en una vida dedicada a construir, liderar y servir.
Antes de que los reflectores apuntaran a la vida pública de su esposo, Ana Lucía ya había dejado huella: fue pieza clave en la creación de De La Espriella Lawyers implementando sistemas de gestión de calidad y procesos humanos que dieron estructura al sueño que ambos compartieron. Más adelante, se consolidó como emprendedora en Estados Unidos, fundando Amore y otras compañías gastronómicas y culturales, reflejo de su gusto por el arte, la organización y la belleza.
Pero su mayor proyecto no está en los negocios, sino en el hogar. Lucía, Salvador, Filipo y Francesca son el centro de su universo. En ellos siembra lo que ella llama “la receta de la felicidad”: amor y disciplina. Ana Lucía no delega la maternidad ni la ve como un deber, sino como una misión: formar hijos que honren la fe, la familia y la patria.
Quienes la conocen saben que su serenidad no es pasividad, sino templanza. Que su dulzura no contradice su carácter. Su sonrisa es la del equilibrio: la de una mujer que ha sabido sostener un hogar, impulsar empresas y acompañar a su esposo sin renunciar a su propia identidad.
Ana Lucía encarna a esa mujer colombiana que no teme liderar, que brilla en el trabajo y en la casa, que enseña que la verdadera elegancia está en la coherencia. Su vida es ejemplo de que el amor también puede ser una forma de liderazgo.
En tiempos donde la familia parece relativizarse, ella la pone en el centro. Y por eso, en Abelardo, hay también algo de Ana Lucía: su orden, su fe y su equilibrio.
Como una Defensora de la Patría, Ana Lucía, defiende lo que ama.