
09/05/2025
En 1975, John Paul DeJoria no tenía nada: vivía en su coche, recogía botellas para sobrevivir y fingía tener una empresa que en realidad era un garaje. Con $700 y un sueño, fundó junto a Paul Mitchell una marca de shampoos que el mundo rechazaba una y otra vez. Su socio murió antes de ver el éxito, pero él no se rindió.
Hoy, su compañía vale más de mil millones de dólares.
De la calle al imperio: prueba viviente de que la perseverancia vence cualquier circunstancia.
Nunca subestimes a quien se niega a rendirse.