11/05/2025
Son las seis de la tarde en Tijuana.
En la ruta que va del Centro a Playas, el camión va lleno, la gente vuelve del trabajo y el sol cae entre los cerros.
De pronto, un joven sube con una pequeña bocina en mano.
No viene a vender dulces, viene a soltar rimas.
Con el beat vibrando en el pasillo, empieza el freestyle —palabras que hablan de lucha, de barrio, de sueños que no se rinden.
Algunos pasajeros graban, otros sonríen.
Por unos minutos, el camión deja de ser transporte… y se vuelve escenario.