
08/10/2025
El Zorro de las Siete Auroras
En el lejano reino de Lunaris, donde el cielo tiene más colores que un arcoíris y los ríos murmuran canciones antiguas, vivía Zair, un joven zorro plateado con ojos de ámbar.
Zair tenía un don único: cada vez que amanecía, podía atrapar un pedacito de luz de la aurora y guardarlo en su cola.
Pero un día, la Aurora Madre, que pintaba los cielos, desapareció. Sin ella, el mundo empezó a perder sus tonos mágicos: las flores se volvieron grises, los mares apagados, y hasta las risas sonaban tristes.
Zair decidió emprender un viaje hasta la Montaña del Eco Eterno, el único lugar donde las luces se esconden cuando tienen miedo. En el camino conoció a Luma, un colibrí dorado que hablaba en rimas, y a Orren, un viejo caracol que llevaba un mapa hecho de estrellas secas.
Tras superar ríos que cantaban enigmas y valles donde el tiempo caminaba hacia atrás, llegaron a la cima. Allí encontraron a la Aurora Madre prisionera en una esfera de cristal oscuro, atrapada por la Sombra de la Duda, un espíritu que se alimentaba del miedo de los viajeros.
Zair, recordando que cada amanecer había guardado luz en su cola, liberó todas las siete auroras que había recolectado. La esfera se rompió en un estallido de colores, la Aurora Madre volvió a pintar los cielos, y el mundo recuperó su brillo.
Antes de partir, la Aurora Madre le susurró:
“Quien guarda un rayo de esperanza, puede iluminar hasta la noche más oscura.”
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Moral: La esperanza que cultivamos cada día puede ser el faro que salve a otros cuando todo parezca perdido.