10/09/2025
🔶 Opina Radio Clarín 🔶
Hoy, 10 de setiembre, es el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, avalado por la OMS, Organización Mundial de la Salud.
La fecha se aprovecha para difundir estadísticas que indican que los suicidios han crecido en nuestro país y en gran parte de nuestra América y para comparar las cifras de autoeliminación entre mujeres y hombres y entre adolescentes, adultos y ancianos. Ello implica el recuento de las desgracias, necesario para mediciones sociológicas… pero la vida –y su enfrentamiento con la muerte- es mucho más importante que esas estadísticas.
La prevención del suicidio no va a surgir de la medición de los suicidas medido por estadígrafos, porque el suicidio es la culminación de sentimientos torturados y dramáticos que derivan en tragedias.
El suicidio integra el temario de la lucha por la salud mental, que hoy es una de las preocupaciones principales del gobierno nacional y de la propia Organización Mundial de la Salud.
Y está muy bien que el gobierno y la OMS encaren el suicidio desde una perspectiva de salud, pero su acción no puede bastar, por la sencilla razón de que las flaquezas, las angustias y los miedos que llevan a que una persona quiera matarse, no son sólo asunto que pueda resolver la ciencia médica en ninguna de sus especialidades.
Vivir es un arte abierto a lo previsible y a lo imprevisible, a lo conocido y a lo desconocido. Ese arte se aprende y se fortalece en planos del espíritu que se recorren por los caminos de la música, la poesía, la literatura, la filosofía y, sobre todo, el sentido común.
Los hechos del mundo no llaman a la paz interior y no incitan a la vida. Por eso, para amar la vida por encima de las desgracias mundiales de cada día, para prevenir las ideas negras que llevan al suicidio, hace falta que cada minuto de entrenamiento se consagre al cultivo profundo del espíritu, por encima de lo que se tenga, lo que se sufra y lo que se espere.
En definitiva, estamos ante una crisis de la condición humana, y desde esa crisis debemos sembrar grandeza y construir destinos elevados.
Así lo enseñó la mejor tradición cultural de nuestro Uruguay y así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.