25/08/2025
📍 Crítica a la izquierda y al kirchnerismo
La izquierda nacional e internacional, junto al kirchnerismo, vuelve a demostrar su modus operandi: cuando las urnas se les escapan, fabrican operaciones mediáticas grotescas. Esta vez eligieron como blanco a Karina Milei, la hermana del presidente, con una denuncia armada sobre supuestas “coimas” que no resisten el menor análisis.
La “justicia exprés” más rápida de la historia argentina actuó en tiempo récord: en menos de 30 horas hubo denuncia, fiscalía, juez, y 15 allanamientos listos. ¿Casualidad? No. Es la prueba de un sistema judicial cooptado y al servicio de intereses políticos. El abogado es Gregorio Dalbón, defensor de Cristina Kirchner, condenada por corrupción. El fiscal es Franco Picardi, militante de La Cámpora y ex funcionario de su gobierno. El juez es Sebastián Casanello, nombrado por Cristina, que ya se encargó de bloquear causas por corrupción de Lázaro Báez. El círculo cierra solo.
El audio en cuestión, filtrado y manipulado con inteligencia artificial por el medio K Carnaval, tiene más de un año de antigüedad. ¿Por qué aparece justo ahora? Porque el kirchnerismo y sus aliados saben que se acerca su final, con Milei arrasando en las encuestas y elecciones que marcarán un punto de quiebre histórico.
Todo ocurre además tras la decisión del presidente Milei de limpiar más de 130 cargos de la agencia de discapacidad, golpeando el aparato de la militancia rentada que el kirchnerismo supo utilizar como caja política. El timing no es casual: es un manotazo desesperado de un movimiento que ya no puede sostener su poder ni en las urnas ni en la calle.
Pero lo más revelador es cómo se suman los satélites ideológicos. En Uruguay, medios y dirigentes de izquierda amplifican esta operación con fervor, mientras callan ante sus propios escándalos de corrupción, contratos irregulares, acomodos y redes clientelares. No hablan de sus miserias; prefieren agitar el fantasma de Milei porque saben que su avance cultural y político en Argentina amenaza con contagiar a toda la región.
El kirchnerismo y sus aliados no combaten a Milei por lo que hace, sino por lo que representa: el fin de una era donde la izquierda imponía la agenda cultural sin resistencia. Hoy ese monopolio se quiebra. Por eso redoblan operaciones y relatos. Porque entienden que el final del kirchnerismo en Argentina marca, inevitablemente, el derrumbe de la izquierda en el mundo.
En definitiva, lo que hoy vemos no es periodismo ni justicia: es propaganda disfrazada de causa judicial, impulsada por los mismos que hundieron a la Argentina en la corrupción, el relato y la pobreza. Y el pueblo ya no les cree.