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04/08/2025

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EDITORIAL: ¿Dónde está el legado del arte plástico del Zulia?Uno podría pensar que el arte plástico zuliano es como el L...
03/08/2025

EDITORIAL: ¿Dónde está el legado del arte plástico del Zulia?

Uno podría pensar que el arte plástico zuliano es como el Lago de Maracaibo: inmenso, vital, siempre presente y contaminado. Pero la verdad es que, a diferencia del lago, las obras de nuestros artistas no se ven por ningún lado. No porque no existan —ahí están, durmiendo en oficinas climatizadas de algún burócrata con buen…

EL MARACAIBEÑO | EDITORIAL: ¿Dónde está el legado del arte plástico del Zulia? | EDITORIAL

Ildebrando Rossi: a 88 años del nacimiento del artista que dio color al ZuliaEste 11 de mayo de 2025 se conmemoran 88 añ...
11/05/2025

Ildebrando Rossi: a 88 años del nacimiento del artista que dio color al Zulia

Este 11 de mayo de 2025 se conmemoran 88 años del nacimiento de Ildebrando Rossi Ciacci, maestro del color y la forma, nacido en Milán, Italia, en 1937, y radicado en Maracaibo desde 1950, ciudad que abrazó como propia y a la que entregó su talento en las artes visuales, la restauración, la docencia y la gestión cultural. Su legado es una herencia cromática que palpita aún en los salones de arte, las aulas, las instituciones culturales y en la memoria viva de generaciones de artistas zulianos.

Hijo del pintor Vitaliano Rossi, Ildebrando heredó la sensibilidad artística desde la infancia. En su juventud se formó en la Escuela de Artes Plásticas Neptalí Rincón, donde estudió arte puro y dibujo técnico. Su interés por la escena lo llevó a realizar cursos de escenografía y arte escénico en el Ateneo de Caracas, además de especializarse en dibujo y restauración artística, campos en los que alcanzó niveles de excelencia. Pero más allá de la técnica, Rossi fue un hombre que entendió el arte como una forma de vínculo social y espiritual.

Durante décadas, Ildebrando enseñó bellas artes, dibujo y escenografía en las escuelas Neptalí Rincón y Julio Árraga, dos de los principales semilleros artísticos del estado. Allí no solo impartía conocimiento, sino también pasión, ética y un profundo respeto por la expresión artística como medio de transformación humana. Su labor como educador marcó profundamente el desarrollo del arte zuliano contemporáneo.

Su huella institucional fue igualmente significativa: fue director del Instituto de Artes Carlos Parra Bernal (1969-1970), de la Academia Neptalí Rincón (1970-1980) y del Museo General Rafael Urdaneta, cargos desde los que promovió exposiciones, concursos y encuentros culturales a nivel regional y nacional. También ejerció como jefe de Planificación Cultural y director de la Unidad Artístico-Cultural-Histórica del estado Zulia. Desde esos espacios articuló proyectos que permitieron visibilizar el talento local y preservar el patrimonio plástico del estado.

Como artista, Rossi cultivó un estilo figurativo con un intenso trabajo de taller, donde la vivacidad del color antillano se fundía con la técnica europea del retrato. Su obra fue descrita por críticos como Carlos Sánchez Fuenmayor como una defensa digna del instinto formalista, anclada en la belleza del color y la expresión humana. Participó en decenas de exposiciones individuales y colectivas en Venezuela e Italia, siendo galardonado con el Gran Parnasso, máximo reconocimiento artístico de la ciudad de Aquila (1981), además de recibir en Venezuela la Orden al Mérito al Trabajo en su primera clase.

Entre sus exposiciones más recordadas se encuentran “Resonancia del tiempo y el espacio” (1983), “Sabor criollo” (1986), “La fuerza del color” (1999) y la retrospectiva “Dos épocas, dos estilos” en la Galería Francisco Hung (2005). También trabajó intensamente en escenografías teatrales y en la restauración de valiosas obras patrimoniales, desarrollando en Italia investigaciones sobre archivo y catalogación de arte.

Falleció en Maracaibo el 12 de diciembre de 2009. Hoy, a casi 16 años de su partida, su legado sigue presente no solo en sus obras, sino en la formación de cientos de artistas y promotores que lo consideran maestro, guía y referente. Su vida fue una constante búsqueda de la belleza, no como artificio, sino como revelación del alma zuliana.

Ildebrando Rossi es, sin lugar a dudas, uno de los pilares del arte visual en el occidente venezolano. Recordarlo es no solo un acto de justicia, sino también una celebración de la cultura que él ayudó a moldear con firmeza, pasión y color.

A seis meses de su partida física, la cultura zuliana aún lo llora y, al mismo tiempo, lo celebra como uno de sus más in...
11/05/2025

A seis meses de su partida física, la cultura zuliana aún lo llora y, al mismo tiempo, lo celebra como uno de sus más intensos y reflexivos creadores visuales. Nacido el 11 de mayo de 1956 en Ciudad de México, pero zuliano por arraigo, pasión y vocación, Frangieh fue arquitecto de formación y fotógrafo de vocación vital. Desde su radicación en Maracaibo en 1959, forjó una trayectoria artística rica, provocadora y profundamente humana.

Frangieh fue un artista de mirada inquisitiva, obsesionado con el instante, con la belleza escondida en lo cotidiano, con los rostros y objetos que habitan silencios prolongados. Estudió fotografía en la Escuela Superior de Artes Neptalí Rincón entre 1977 y 1979, y luego se perfeccionó internacionalmente con grandes maestros como Arnold Newman, Annie Griffith Bell y Anna Tomczak. Su obra combina la lógica plástica con una sensibilidad que dialoga con el espectador desde un plano emocional y simbólico. No retrataba personas ni cosas, sino atmósferas, sensaciones detenidas en el tiempo.

Su consagración llegó con múltiples premios nacionales e internacionales: el Prix Air France-Ville de París en 1986, el primer premio de fotografía de la I Bienal de Artes Visuales Ciudad de Maracaibo en 1984, y el primer premio en el II Salón de Fotografía Seguros Catatumbo en 1987. Participó también en la IV Bienal de París representando a Latinoamérica, un reconocimiento reservado para los creadores más relevantes del continente.

Las exposiciones individuales y colectivas que protagonizó lo ubicaron como un referente de la fotografía contemporánea en Venezuela. Su muestra “Femmes” (1991), que exploraba el cuerpo femenino desde lo íntimo, fue considerada un hito por la crítica especializada. Otras exhibiciones como “París-México” (1992) o “Naturalezas no tan Muertas” (1993) confirmaron su dominio de lo compositivo, lo simbólico y lo conceptual. En 2020, el MACZUL le dedicó una retrospectiva titulada “Sentir, pensar, crear”, que revisó más de cuatro décadas de trabajo fotográfico comprometido con la estética y el pensamiento.

Además de su labor como artista, Frangieh fue un incansable docente. Impartió talleres y seminarios desde los años ochenta en instituciones como la Escuela Julio Vengoechea —que llegó a dirigir en sus últimos años—, el Instituto Monseñor de Talavera y la agencia Grafis. Su magisterio contribuyó a formar a decenas de fotógrafos zulianos, muchos de los cuales hoy lo reconocen como guía y maestro.

A lo largo de su vida, colaboró con publicaciones nacionales e internacionales: Panorama, La Columna, Crítica, El Nacional, Dinero, Zeta, Producto, Etiqueta, Preservation News (EE. UU.), entre muchas otras. También fue coautor del libro “Vista y Traza” (1995), donde se condensa su mirada sobre el Zulia, sus rostros, sus espacios, sus silencios.

A seis meses de su fallecimiento, la comunidad cultural zuliana recuerda a Albert Frangieh como uno de sus creadores más universales, un artista que fotografiaba para pensar, para sentir, para recordar. Su legado continúa vivo en cada estudiante que se inicia en el arte del lente, en cada exposición que nos obliga a detenernos, en cada imagen que nos devuelve una parte de nosotros mismos.

El Maracaibeño honra hoy su memoria, recordando no solo al artista, sino también al ser humano afable, generoso y profundamente comprometido con su región. Albert Frangieh no solo fotografió al Zulia: lo entendió, lo cuestionó y lo inmortalizó.

Jorge Porras: a 12 años del adiós de un empresario ejemplar y servidor del ZuliaEl 11 de mayo de 2025 se cumplen doce añ...
11/05/2025

Jorge Porras: a 12 años del adiós de un empresario ejemplar y servidor del Zulia

El 11 de mayo de 2025 se cumplen doce años del fallecimiento de Jorge Enrique Porras Moreno, figura fundamental del ámbito empresarial, académico y cívico del estado Zulia. Nacido en Maracaibo el 7 de agosto de 1945, fue un ciudadano ejemplar cuya vida estuvo marcada por el compromiso con su región, la honestidad de sus acciones y un sentido profundo del servicio público, heredado de su formación humanista jesuita.

Economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (1968), abogado por la Universidad del Zulia y con estudios de postgrado en Administración de Negocios en la Universidad de Wisconsin (1970-1972), Jorge Porras representó una síntesis admirable entre el saber técnico, la conciencia social y la acción comprometida. Desde joven debió asumir responsabilidades familiares tras la muerte prematura de su padre, Jaime Porras Acedo, y esa experiencia forjó su temple sereno, su aguda visión estratégica y su ética del trabajo incansable.

Conformó una familia sólida junto a Cecilia Martínez, con quien tuvo tres hijos: Carola, Andreina y Jorge Andrés. Pero más allá del ámbito privado, Porras proyectó su vocación de servicio en múltiples dimensiones de la vida zuliana. Fue presidente de la Cámara de Industriales del Zulia entre 1981 y 1982 y de la Cámara de Comercio de Maracaibo en 1994, instituciones clave para el desarrollo económico de la región. Desde allí, defendió el papel social del empresario como agente de progreso colectivo, proponiendo siempre una economía con rostro humano.

En 1998 asumió la dirección ejecutiva del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio, apostando por una cultura de resolución pacífica de conflictos en el mundo empresarial. Su talante conciliador, su claridad argumentativa y su respeto por la pluralidad lo convirtieron en un referente del liderazgo gremial moderno, profundamente comprometido con la democracia y la descentralización.

También incursionó en la vida política, apoyando candidaturas que promovían el desarrollo regional y la justicia social, como las de Rafael Caldera en 1983 y Henrique Salas Römer en 1998. En 1999 fue candidato a la Asamblea Nacional Constituyente y coordinador de la propuesta “Sociedad y Descentralización”, elaborada por las principales cámaras económicas del Zulia, evidenciando su rol como pensador de políticas públicas desde la sociedad civil.

Porras fue fundador de iniciativas ciudadanas como el grupo Ideas, así como participante activo en espacios de reflexión como Santa Lucía y Jirahara, desde donde se promovía el diálogo, la cultura y el pensamiento crítico. En el campo académico, ejerció la docencia en las universidades Rafael Urdaneta (URU) y Rafael Belloso Chacín (URBE), formando generaciones de profesionales con sólidos principios éticos.

En sus últimos años, orientó su energía hacia un proyecto profundamente social: el Centro Profesional San Francisco, fundado y dirigido por él desde 2002. Esta institución se dedicó a la educación popular integral, la formación en valores y el empoderamiento comunitario, encarnando su ideal de un Zulia donde el desarrollo llegara a todos los sectores.

Jorge Porras murió en Maracaibo el 11 de mayo de 2013, dejando un legado de integridad, servicio y visión transformadora. Su figura permanece como ejemplo de cómo el liderazgo empresarial puede ser también profundamente humano y socialmente comprometido. Su legado nos recuerda que es posible servir al Zulia con inteligencia, sensibilidad y decencia.

Hoy, a doce años de su partida, El Maracaibeño lo honra como uno de esos hombres necesarios que, desde la discreción y la acción constante, modelaron una región más justa, inclusiva y próspera.

Nerio Franco: diez años sin el maestro del cuatro y la gaita zulianaEste 11 de mayo de 2025 se cumplen diez años del fal...
11/05/2025

Nerio Franco: diez años sin el maestro del cuatro y la gaita zuliana

Este 11 de mayo de 2025 se cumplen diez años del fallecimiento de Nerio Franco, músico maracaibero cuya vida estuvo consagrada a enriquecer y transformar la gaita zuliana desde sus cimientos más tradicionales hasta sus expresiones más modernas. Nacido en Maracaibo el 10 de febrero de 1947, Nerio fue un virtuoso de múltiples instrumentos y un innovador incansable que dejó una huella indeleble en la música popular venezolana.

Franco fue mucho más que un cuatrista: ejecutó con maestría el piano, el bajo, la mandolina, el arpa, la guitarra, el tambor, la charrasca y el órgano. Esta versatilidad le permitió componer, arreglar y dirigir con una visión integral que pocos alcanzan. Se formó académicamente en el Conservatorio “José Luis Paz” y bajo la tutela de destacados maestros como Serafín Primera, Héctor “Pelón” Valbuena y Juan Belmonte, quienes contribuyeron a pulir el talento innato que ya se dejaba ver desde su adolescencia.

Su carrera artística comenzó en 1964 con el conjunto Flor de Mara. A partir de allí, su tránsito por agrupaciones gaiteras fue prolífico: San Isidro, Cardenales del Éxito (donde sustituyó temporalmente a Renato Aguirre en 1965), Sonora Juventud, Los Blanco, y finalmente Guaco, a la que se incorporó en 1969. En Guaco participó como fundador del “ritmo Guaco”, una fusión de gaita con elementos del jazz, el funk y la música tropical que abrió caminos inéditos en la música zuliana.

Sin embargo, fue su paso por Cardenales del Éxito el que consolidó su figura como arquitecto del sonido moderno de la gaita. En 1978, al reincorporarse a la agrupación, introdujo el piano en la gaita tradicional, creando el ritmo “cacharro”, que muchos conjuntos adoptaron rápidamente. También perfeccionó el punteo en el cuatro, técnica que había utilizado inicialmente Renato Aguirre y que luego popularizaron Ricardo Aguirre y Douglas Isea. Con estas innovaciones, Nerio dio nueva vida al estilo cardenalicio, posicionando a la agrupación como vanguardia dentro del género.

Además de su trayectoria como instrumentista, Nerio Franco fue un pedagogo comprometido con la formación de nuevas generaciones. Dirigió la Escuela de Cuatro de la Fundación para la Academia de la Gaita Ricardo Aguirre del estado Zulia, y fue profesor de música en diversas instituciones educativas, entre ellas la Escuela Básica “23 de Enero” y los liceos “Luis Beltrán Ramos” y “Alejandro Fuenmayor”. En cada clase, Franco transmitía no solo conocimientos técnicos, sino también un profundo respeto por la identidad zuliana.

Su virtuosismo lo llevó a compartir escenario con grandes figuras como Freddy Reyna, el más notable cuatrista de Venezuela, demostrando que el talento zuliano estaba a la altura de los más altos estándares musicales del país. A través de sus presentaciones, composiciones y enseñanzas, Nerio construyó un legado que trasciende las fronteras del estado Zulia y del propio género gaitero.

Falleció el 11 de mayo de 2015 en Maracaibo, su ciudad natal, dejando un vacío difícil de llenar en el ámbito musical regional. No obstante, su legado continúa vivo en cada acorde de cuatro que resuena en los ensayos de las agrupaciones gaiteras, en cada joven que aprende con sus métodos y en cada gaitero que sigue su senda de renovación con respeto a la tradición.

Hoy, a una década de su partida, El Maracaibeño honra la memoria de Nerio Franco, celebrando su vida como ejemplo de constancia, talento y amor por el Zulia. En tiempos donde la cultura enfrenta grandes desafíos, recordar a figuras como Nerio es también un acto de resistencia y afirmación de lo que somos.

Francisco “Tarzán” Contreras: leyenda del diamante zuliano a 47 años de su partidaEste 11 de mayo de 2025 se conmemoran ...
11/05/2025

Francisco “Tarzán” Contreras: leyenda del diamante zuliano a 47 años de su partida

Este 11 de mayo de 2025 se conmemoran 47 años de la desaparición física de uno de los grandes íconos del deporte zuliano: Francisco de la Trinidad Contreras, mejor conocido como “Tarzán” Contreras. Nacido en Maracaibo el 20 de agosto de 1922, Tarzán fue un símbolo de la pasión beisbolera del Zulia durante las décadas de 1940 y 1950, un jardinero temido por su poderoso brazo, su velocidad y un promedio al bate que rozó la excelencia con un vitalicio de .298.

El apodo de “Tarzán” no fue casualidad. En su juventud, Contreras exhibía una fuerza y agilidad que evocaban al mítico personaje selvático. Desde los quince años ya era codiciado por varios equipos del béisbol local, siendo finalmente reclutado por La Perla Negra en el estadio de Belén. De allí, su carrera fue una constante escalada: jugó con Campo Rojo en la zona petrolera entre 1938 y 1940, y luego con Lehólico, Lactuario Zulia y Ondas del Lago en Maracaibo, destacando por su disciplina, reflejos y lectura del juego.

Uno de sus mayores hitos fue integrar el equipo campeón de la Serie de Béisbol Amateur de 1941 celebrada en La Habana, Cuba, donde Venezuela dejó en alto su nombre con una generación que marcaría un antes y un después en el deporte nacional. En 1942, Tarzán jugó en Panamá y fue declarado profesional, lo que lo llevó al equipo Venezuela hasta 1945 como jardinero central y tercer bate. A partir de entonces, su nombre estuvo vinculado a equipos emblemáticos del béisbol venezolano como Vargas, Magallanes, Pastora, Espadón y Centauros, siendo este último su último club entre 1956 y 1957.

Contreras acumuló 292 juegos, 940 turnos al bate, 280 hits, 109 carreras anotadas y 140 empujadas. Entre sus estadísticas resaltan sus 35 dobles, 12 cuadrangulares y 14 bases robadas. Pero más allá de los números, fue su carisma, entrega y respeto por el juego lo que lo convirtió en una figura entrañable. En la temporada 1954-1955, alcanzó su clímax al coronarse campeón bate criollo con un promedio de .359 jugando para Espadón, un logro que lo consagró como uno de los mejores de su tiempo.

A pesar de su enorme talento, Francisco Contreras nunca llegó a las Grandes Ligas, aunque tuvo dos oportunidades con los equipos Washington y Cardenales. En un acto de dignidad que evidencia la conciencia de su valía, rechazó los contratos por considerarlos económicamente indignos. Esta decisión, que muchos podrían haber lamentado, lo consolidó como un hombre de principios, que valoraba tanto su dignidad personal como su talento deportivo.

Su trayectoria incluyó giras internacionales en Cuba, Panamá, Colombia, República Dominicana y Puerto Rico, llevando siempre consigo el espíritu indomable del pelotero zuliano. Sin embargo, su carrera fue abruptamente interrumpida por una lesión en la pierna y por los estragos del alcohol, una sombra que opacó sus últimos años como deportista. Aun así, se calzó por última vez el uniforme en 1962, en un juego de veteranos entre Pastora y Gavilanes, donde los fanáticos volvieron a ovacionar a su Tarzán.

Francisco Contreras murió en Maracaibo el 11 de mayo de 1978, víctima de un infarto al miocardio, a los 56 años de edad. Su partida dejó un vacío en el corazón del béisbol zuliano, pero su legado permanece indeleble en la memoria colectiva. En cada narración de aquellos juegos gloriosos, en cada anécdota transmitida entre generaciones, el nombre de Tarzán Contreras sigue vivo, como símbolo de coraje, talento y zulianidad.

Hoy, a casi medio siglo de su muerte, lo recordamos como una leyenda que elevó el nombre del Zulia en los campos del Caribe y de Venezuela. Su vida, con luces y sombras, representa fielmente la esencia de un pueblo que lucha, que sueña y que nunca se rinde.

Marcial Áñez: el escultor que modeló la ternura y el drama de un Zulia profundoEste 11 de mayo de 2025 se conmemora el 7...
11/05/2025

Marcial Áñez: el escultor que modeló la ternura y el drama de un Zulia profundo

Este 11 de mayo de 2025 se conmemora el 73 aniversario del nacimiento de Marcial Augusto Áñez Gutiérrez, escultor, educador y artista integral nacido en Santa Bárbara del Zulia en 1952, cuyo legado se entreteje con la sensibilidad social, la pedagogía creativa y una estética que desafía los cánones convencionales del arte figurativo. Su obra, que encuentra belleza en la crudeza de la vida, es un canto lúcido al alma zuliana, marcada por las contradicciones, el sufrimiento y la esperanza.

Formado inicialmente como nutricionista en la Universidad de Los Andes en 1979, Áñez conjugó su vocación científica con una inclinación artística profunda que comenzó a germinar en los años ochenta. Fue en Valera donde dio sus primeros pasos formales en las artes visuales, al estudiar escultura y artes aplicadas en el Instituto Mons. José Humberto Contreras entre 1987 y 1989, además de formarse en técnicas de vaciado en resina con la profesora Teresita Adrianza en el Ateneo de Betijoque. Más tarde, reforzó su preparación académica en la Universidad Cecilio Acosta, institución clave para muchos artistas del occidente venezolano.

Desde sus primeras exposiciones, Marcial Áñez reveló una sensibilidad única: sus esculturas no se ajustan al esteticismo tradicional, sino que se adentran en los pliegues de lo humano con un enfoque que él mismo llamó “figurativo dramático”. Bajo esa búsqueda estética, plasmó figuras marcadas por el dolor, la marginalidad y las “trampas del siglo XXI”, título que dio a una de sus más recordadas exposiciones en la sala Puchi Fonseca de la Secretaría de Cultura del estado Zulia en 1992. Allí, el público marabino se enfrentó a esculturas que hablaban del desempleo, la violencia, la desigualdad y la crisis de valores, temas que aún hoy siguen resonando con una vigencia dolorosa.

A lo largo de su trayectoria, participó en exposiciones individuales y colectivas en escenarios regionales, nacionales e internacionales: desde la galería Niños Cantores en 1992 hasta muestras en Santiago de Cuba, Santo Domingo, Aruba y Curazao. Su obra fue también reconocida en la galería Julio Árraga con la exposición “Habitantes del color” en 1997, donde exploró la dimensión expresiva del cromatismo sin perder su impronta dramática.

Más allá de las salas expositivas, el arte de Áñez se desplegó en los espacios cotidianos, como en los salones de clase y en los barrios populares donde ejerció la docencia. Desde 1980 hasta 2014 impartió clases en instituciones educativas de Valera y Maracaibo, dejando una huella profunda en generaciones de jóvenes. Como educador, no solo transmitía contenidos académicos, sino que despertaba el pensamiento crítico y la sensibilidad social, herramientas esenciales para la construcción de ciudadanía.

Su pasión por la cultura también lo llevó al periodismo y la escritura. Fundó la página literaria de El Arrendajo, un espacio para la reflexión artística y el fomento del talento local en Santa Bárbara del Zulia. Colaboró con artículos y narraciones en medios como El Diario de Los Andes y en la “Página Literaria” de Víctor Bravo, además de escribir sobre turismo en la columna “Domingo con Silene”. Su pluma era tan aguda como sus manos moldeadoras, y ambas se alimentaban de la misma convicción: que el arte debe ser un reflejo del pueblo y una vía de liberación.

Áñez fue, y es, un artista profundamente comprometido con su región. En su figura convergen los valores del Zulia plural: la búsqueda de identidad, la defensa de la dignidad humana, el mestizaje cultural y la creación como resistencia. Su trabajo conecta con las raíces profundas de un pueblo que no se resigna al silencio ni al olvido.

Hoy, a 73 años de su nacimiento, El Maracaibeño rinde homenaje a este escultor del alma zuliana. Su obra sigue vigente en cada niño que descubre la maravilla del arte en una escuela, en cada transeúnte que se detiene ante una escultura suya y en cada lector que redescubre sus palabras como quien reencuentra un viejo amigo.

Marcial Áñez nos enseñó que incluso en las trampas de la vida contemporánea es posible modelar la belleza y la verdad. Y esa enseñanza, tan necesaria en tiempos convulsos, permanece viva entre nosotros.

EFEMÉRIDE | A 143 AÑOS DE LA MUERTE DEL GENERAL LUIS CELIS, PRÓCER MARACAIBERO DE LA INDEPENDENCIA SURAMERICANAEste 10 d...
10/05/2025

EFEMÉRIDE | A 143 AÑOS DE LA MUERTE DEL GENERAL LUIS CELIS, PRÓCER MARACAIBERO DE LA INDEPENDENCIA SURAMERICANA

Este 10 de mayo de 2025 se conmemoran 143 años de la muerte del general Luis Celis, una de las figuras más destacadas del Zulia en el proceso emancipador de América del Sur. Su vida fue un extenso servicio a la causa de la libertad, marcado por la disciplina militar, la entrega a la República y la fidelidad a los ideales del Libertador Simón Bolívar.

Nacido en Maracaibo el 17 de julio de 1798, Celis fue uno de los tantos jóvenes zulianos que atendió al llamado de la patria desde muy temprana edad. Participó en la adhesión de Maracaibo a la Independencia en 1821, hecho fundamental en el contexto de la emancipación venezolana, y se incorporó de inmediato a las filas republicanas como oficial del batallón Brillante, unidad emblemática del Ejército Libertador.

Fue protagonista de campañas decisivas: participó en la campaña de Coro, en la batalla de San Felipe y en el combate de Salina Rica, pero su contribución más recordada en suelo natal fue su presencia en la gloriosa Batalla Naval del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823, decisiva para consolidar la independencia venezolana.

Su ruta no se limitó al Zulia ni a Venezuela. En 1824 marchó al sur con el Libertador, y en Guayaquil fue instructor del batallón Guayas, siendo ascendido primero a teniente y luego a capitán en 1826, como adjunto al estado mayor divisionario. Con disciplina y capacidad de mando, fue enviado a Cartagena, donde se unió al batallón Granaderos de la Guardia y más tarde regresó a Maracaibo. En 1828 se reintegró al Ejército del Ecuador bajo las órdenes del general Juan José Flores, recibiendo el ascenso a primer comandante efectivo en 1830.

Uno de los momentos más significativos de su carrera fue su participación en la pacificación de Río Hacha, ya bajo el mando de Bolívar. Acompañó al Libertador hasta Cartagena, reafirmando su lealtad incluso en los días más inciertos. Tras la muerte del Padre de la Patria, se mantuvo fiel al general Rafael Urdaneta, participando en la sangrienta acción de El Santuario, lo que le costó la prisión y el exilio en Curazao, de donde regresó en 1832.

Una vez de vuelta en Maracaibo, fue jefe de la guarnición de la ciudad entre 1832 y 1835, y más tarde defendió al gobierno constitucional durante la Revolución de las Reformas. Su carrera continuó sin tacha hasta alcanzar el grado de general de brigada, consolidando una trayectoria de más de medio siglo al servicio de la república.

Además de su dimensión militar, el general Luis Celis tuvo participación en la vida social e institucional de Maracaibo. Fue miembro de la Logia Regeneradores No. 15 y cofundador de la Casa de Beneficencia, institución clave en la historia asistencial de la ciudad. Su estirpe está emparentada con destacados intelectuales zulianos como Jesús Enrique Lossada y Eduardo Matthyas Lossada, lo cual refuerza su presencia simbólica en la genealogía cívica del Zulia.

El general Luis Celis falleció el 10 de mayo de 1881 en Maracaibo, su ciudad natal. En 1945, el Congreso Nacional decretó que sus restos fuesen trasladados al Panteón Nacional, sin embargo, dicho honor aún no ha sido cumplido, y permanece en el cementerio El Cuadrado.

Hoy, al recordar este aniversario luctuoso, El Maracaibeño rescata su figura como ejemplo de fidelidad a la causa republicana y de integridad histórica. El general Luis Celis fue parte fundamental del brazo armado que selló la independencia venezolana, y su legado merece ser revalorizado en las aulas, en los espacios de la memoria ciudadana y en el corazón mismo de la zulianidad.

EFEMÉRIDE | A 36 AÑOS DE LA PARTIDA DE EDILIA MARÍA DE BAVARESCO, MAESTRA, POETA Y LUCHADORA POR LA DEMOCRACIA EN EL ZUL...
10/05/2025

EFEMÉRIDE | A 36 AÑOS DE LA PARTIDA DE EDILIA MARÍA DE BAVARESCO, MAESTRA, POETA Y LUCHADORA POR LA DEMOCRACIA EN EL ZULIA

El 10 de mayo de 2025 se cumplen 36 años del fallecimiento de Edilia María Arria Martínez de Bavaresco, mujer pionera en los terrenos de la cultura, el periodismo y la política en el estado Zulia, cuya trayectoria se encuentra tejida con la fibra moral y cívica de las mujeres que cambiaron la historia desde la acción decidida y la palabra luminosa.

Nacida en Punta de Palmas, municipio Miranda, en 1913, Edilia María de Bavaresco fue maestra normalista, periodista, locutora, poetisa y destacada militante política. En cada uno de estos oficios dejó una huella profunda, motivada por una inquebrantable vocación de servicio público y una sensibilidad aguda para interpretar los sentimientos de su pueblo.

En el Cabimas de los años treinta, cuando aún eran escasos los espacios para la participación femenina, fundó y dirigió el periódico El Sol, que vio la luz el 4 de marzo de 1933 junto al notable escritor Ramón Díaz Sánchez. Desde sus páginas denunció injusticias, impulsó valores democráticos y defendió los derechos del pueblo trabajador, especialmente en la agitada vida sindical del occidente petrolero.

Poeta de alma sensible, sus versos fueron celebrados en diversos espacios culturales del país. En particular, el poema “El dolor de una raza” recibió mención honorífica de la Universidad del Zulia, mientras que otras composiciones como “Soberbia y humildad”, “Ruego” y “Tierra del desvelo” revelan un lirismo comprometido con el paisaje interior y el drama social de su tiempo. Su obra fue recogida en parte en el poemario póstumo Tierra del desvelo, publicado por la Universidad del Zulia en 2001, bajo el seudónimo Esperanza de Campo, con prólogo de Alfredo José Zabala Bavaresco.

Su compromiso con la democracia la llevó a militar en Acción Democrática desde 1942. En 1947 fue electa representante del Zulia a la Asamblea Nacional Constituyente, convirtiéndose en una de las primeras zulianas en acceder a un cargo parlamentario de alto nivel. Fue además dirigente obrera en el Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros de Cabimas (SOEP), formando parte activa del liderazgo de la histórica huelga petrolera de 1950, lo que le valió la cárcel y el destierro. Fue detenida en la Cárcel Pública de Maracaibo, trasladada a Caracas y finalmente recluida en el Castillo de San Carlos, donde permaneció hasta 1952.

La caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958 marcó su regreso a la vida pública. Fue elegida diputada por el estado Zulia en el Congreso Nacional en los períodos 1959-1964 y 1964-1969, siendo una de las pocas mujeres de su generación que logró conjugar la vida intelectual con la acción parlamentaria. Desde allí defendió el pluralismo, los derechos de la mujer y la cultura como instrumento de transformación social.

Paralelamente, ejerció como locutora y productora radial, dirigiendo el programa Cultura en acción (1959-1960) a través de Radio Cabimas, donde dio voz al pensamiento crítico y a los movimientos artísticos emergentes del país.

Edilia fue esposa de Fortunato Bavaresco Tescari y madre de Aura Marina Bavaresco de Prieto, prolongando así una estirpe dedicada a las letras y a la docencia. Su legado sigue vivo en las páginas de la historia regional y en la memoria de quienes reconocen en ella a una de las pioneras de la política democrática zuliana.

Hoy, a 36 años de su fallecimiento, rendimos homenaje a esta maestra, escritora y luchadora social, símbolo de integridad, vocación republicana y amor por la palabra. En la figura de Edilia María de Bavaresco se sintetiza la dignidad de la mujer zuliana y su capacidad para construir un país mejor desde la resistencia, la docencia y la creación.

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