30/06/2025
Deja de esperar a que llegue “algún día”
Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
Salmo 90:12 (NVI)
Estaba sentada viendo fijamente al dentista con una mirada estupefacta en mi cara. Se suponía que la cita era para una endodoncia, pero unas radiografías revelaron un problema mucho mayor.
¿Una condición que amenaza mi vida? Yo sabía que tenía una infección, pero había pasado por alto los síntomas, ignorando completamente que era una situación seria de los senos nasales, una que podría tener consecuencias fatales si no se abordaba inmediatamente.
Durante las siguientes dos semanas, vi a varios especialistas y me sometí a una cirugía para solucionar el problema.
Gracias a Dios, hoy me encuentro bien. Pero esa experiencia me impactó profundamente, y me obligó a plantearme algunas preguntas difíciles:
¿Estoy viviendo de verdad? ¿Estoy haciendo las cosas que le traen gozo a mi corazón? ¿He perseguido los sueños y el llamado que Dios ha puesto en mí? ¿O los he postergado, esperando un tiempo mejor, una temporada más tranquila, más confianza, o mayor fe?
En el Salmo 90:12, Moisés oró: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”.
Es un recordatorio sombrío de que la vida es corta e impredecible. Pero también es profundamente liberador. Cuando somos conscientes de que nuestros días están contados, empezamos a valorarlos más. Dejamos de tratar nuestros deseos y nuestro propósito como proyectos que haremos “algún día”.
Con frecuencia, dejamos de lado las cosas que nos traen alegría, considerándolas poco prácticas, egoístas o insignificantes. Pero, ¿y si esas ideas que siguen dando vueltas en tu corazón, las pasiones que te llenan de vida, forman parte de cómo Dios te diseñó para glorificarlo?
Quizá sea escribir un libro. Empezar un negocio. Estudiar una carrera. Liderar un grupo. Crear un espacio en tu vida para lo que te ilumina. Pasar más tiempo con tus seres queridos. Pero has estado esperando “el momento adecuado”.
Cuando comprendemos lo precioso que es realmente el tiempo, dejamos de posponer las cosas buenas y divinas que se mueven en nuestros corazones. Las cosas que nos traen gozo. Dejamos de esperar que la vida se calme o se alinee perfectamente. Damos un paso adelante, confiando en que Dios nos dio ese deseo por una razón y que Él tiene un plan.
El gozo no es una distracción a tu llamado. Con frecuencia es una señal que indica hacia dónde ir. Dios no sólo te está llamando a que trabajes duro, te está llamando a que vivas bien. Acoge las pasiones que Él ha puesto en tu corazón que te hacen sentir viva. Esa chispa de alegría puede ser la invitación misma que Él está usando para guiar tu siguiente paso.
No tienes que esperar a una llamada de atención para empezar a vivir intencionalmente. Deja de esperar a que llegue “algún día”, y empieza a buscar el llamado de Dios en tu vida hoy.
Señor, ayúdame a no desperdiciar el tiempo que Tú me has dado. Enséñame a contar mis días, viviendo con propósito y no con temor. Muéstrame las cosas que he postergado que me dan alegría y sentido, y dame el valor para buscarlas ahora. En el Nombre de Jesús, Amén.