ICNS - Iglesia Constructora de una Nueva Sociedad

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26/10/2025

CNS

18/10/2025

"La Razón No Te Da El Derecho"
Efesios 6:1-4 (Hijos, obedezcan... Padres, no provoquen a ira a sus hijos...).
Colosenses 3:20-21.

I. Introducción

"Queridos padres e hijos, comenzamos con una frase que puede sonar fuerte, pero es una verdad que transforma las relaciones: 'LA RAZÓN NO TE DA EL DERECHO'."
•. *Para los padres*
Pueden tener la razón en un tema, pero eso no les da derecho a gritar, humillar o menospreciar a sus hijos.
• *Para los hijos*
Pueden sentir que tienen la razón en una discusión, pero eso no les da derecho a deshonrar, faltar al respeto o desobedecer la autoridad de sus padres.

La "razón" es sobre el qué (el contenido), pero el "derecho" que usamos es sobre el cómo (la forma y el corazón). Nuestro cómo debe estar regido por el amor de Cristo.

II. Ilustración.
El Juez Justo y el Mazo.

Imaginemos a un juez en un tribunal. Este juez tiene la razón (conoce la ley, ha escuchado las pruebas) y tiene el derecho (la autoridad de su cargo).
*El Juez Implacable*
Imaginen que el juez, cada vez que un acusado comete un error, golpea el mazo con furia, grita insultos y se burla. Sí, tiene la razón y el derecho de juzgar, pero la forma destruye. En la casa, a veces los padres (que son la autoridad) somos ese juez implacable, y aunque tengamos la razón, nuestro "mazazo" (grito, crítica, sarcasmo) deja una herida más profunda que el error.
*El Juez Misericordioso*
Ahora, imaginemos que, a pesar de tener la razón y el derecho de juzgar, este juez habla con calma, explica la ley con amor, y cuando debe imponer una consecuencia, lo hace con dignidad y buscando la restauración. Se parece mucho a nuestro Padre celestial.

Tener la razón, ya sea como padre corrigiendo o como hijo explicando, nunca nos da el derecho de lastimar el espíritu del otro. Jesús siempre tuvo la razón, ¡pero nunca perdió la ternura!

III. Analogía.
El Tesoro en el Vaso de Barro

Nuestra familia es como un conjunto de Vasos de Barro que contienen un gran Tesoro. El tesoro es el Espíritu de Dios, el amor, la fe que estamos construyendo (referencia a 2 Corintios 4:7).

*El Error de los Padres*
Cuando un padre tiene la razón y usa su "derecho" de forma brusca, es como si agarrara el Vaso de Barro de su hijo y lo golpeara fuertemente para "meter en razón" el tesoro. El vaso se agrieta y el tesoro se daña. Los padres deben recordar que su autoridad es para proteger el vaso y nutrir el tesoro, no para usarlo como arma.
Versículo para los padres Colosenses 3:21:
"Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen."

*El Error de los Hijos*
Cuando un hijo discute o deshonra a un padre porque cree que tiene la razón, es como si golpeara o ignorara el Vaso de Barro de sus padres. Ese vaso también es frágil y merece honra. El honor es la forma de proteger a quien Dios puso como tu cobertura.
Versículo para los hijos
Efesios 6:1:
"Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo."

En el hogar cristiano, el AMOR es el pegamento que sostiene los vasos. El amor nos enseña a hablar la verdad, pero en amor. La razón es para guiar, el amor es para sostener.

IV. Motivación.

Recuperemos el "Derecho" Sagrado
Hemos hablado de que la razón no te da el derecho de dañar, pero ahora vamos a reclamar el derecho que sí nos da Dios: el derecho a ser familia en Su amor.

Compromisos de Familia:
*Compromiso de Humildad*
Pidamos perdón en familia. Padres, si alguna vez golpearon el vaso de barro con la razón equivocada, pidan perdón. Hijos, si faltaron el respeto, pidan perdón. La humildad no resta autoridad, la multiplica.
*Compromiso de Escucha*
A partir de hoy, nos enfocaremos en entender antes que en tener la razón. Padres, escuchen el corazón del hijo. Hijos, escuchen la preocupación detrás de la regla.

*Compromiso de Honra (Doble Vía)*
• Hijos:
Honren a sus padres, no solo por lo que hacen bien, sino por lo que son: la autoridad delegada por Dios en su vida.
• Padres:
Honren a sus hijos. Honrar es tratarlos con dignidad, como herencia de Dios (Salmo 127:3), y respetar que son individuos, aunque deban obedecer.

"Familia, la 'razón' es solo una herramienta humana y limitada. Pero el AMOR de Dios es la fuerza ilimitada que nos da el verdadero DERECHO... el derecho a ser una familia que se ama, se respeta y que crece junta en la gracia de nuestro Señor. ¡Usemos ese derecho!"

Pidamos a Dios que les dé sabiduría para aplicar la corrección con amor y la obediencia con respeto.

15/10/2025

LIBRO: DETALLES DEL NARRADOR
Una herramienta para redescubrir la audiencia original de las cartas apostólicas

ÍNDICE
• Prólogo – Ángel Álvarez III
• Prólogo – Rolando Valle
• Tres aspectos significativos
• Introducción
• Capítulos

Índice
1. Conocimiento de causa
2. El narrador
3. La narrativa y la importancia de la secuencia
4. La aparición de una audiencia judía presente
5. La contundente presencia de judíos en Romanos y la importancia de la secuencia en Romanos 11.
6. La diáspora y la carta de Pedro a los elegidos.
7. Santiago a las doce tribus y los escritos de Juan.
8. Los hijos de Jacob y los asuntos de la Ley.
9. A causa de la Ley y la identidad del “nosotros” en las cartas apostólicas.
10. Judíos en Éfeso.
11. Jerusalén la celestial.
Conclusión.
Prólogo por Angel Álvarez.

Escribo estas líneas con la esperanza de que este libro despierte en el lector una mirada más profunda y amplia hacia las cartas del apóstol Pablo, en especial aquellas que tradicionalmente han sido interpretadas como dirigidas exclusivamente a gentiles. A lo largo de mi estudio, he llegado a ver que muchas de sus palabras, expresiones y referencias también hacen eco en una audiencia judía, y que su mensaje, lejos de ser exclusivo, es inclusivo en el contexto del pueblo de Dios, tanto judío como gentil.

No pretendemos presentar una nueva doctrina, ni mucho menos añadir a lo que ya fue revelado, sino más bien invitar a una reconsideración honesta y seria de lo que ya ha sido escrito. La Escritura no necesita ser corregida, pero sí muchas veces nuestra manera de leerla y entenderla.

Este libro nació del deseo de entender más fielmente lo que Pablo quiso comunicar, y de quitar velos que la tradición ha colocado, a veces sin intención, otras por costumbre. Cada capítulo ha sido escrito con temor de Dios, procurando no torcer las Escrituras, sino dejar que ellas hablen por sí mismas.

A los que aman la verdad, que buscan más que repetir lo aprendido, les invito a leer con mente abierta, corazón dispuesto y Biblia en mano. Que sea el Espíritu quien confirme lo que es de Él y descarte lo que no.

TRES ASPECTOS SIGNIFICATIVOS
1. La narrativa y la importancia de la secuencia.
2. El narrador en primera persona.
3. La presencia de los hijos de Jacob en las cartas apostólicas.

Estos aspectos cambiarán totalmente la perspectiva de cómo entender las cartas apostólicas.

INTRODUCCIÓN

Hace un par de años comencé a observar que en las cartas apostólicas exhortativas había pequeños detalles que se estaban omitiendo, y que definitivamente cambiaban nuestra forma de entenderlas.

Observé que en estas cartas existía un conocimiento de causa, un narrador involucrado, y que la secuencia en la narrativa jugaba un papel muy importante, como si alguien estuviera levantando la mano.

De modo que nuestra intención es dar a conocer una herramienta que maximice la comprensión de la causa e intención de las cartas, mediante la participación del narrador dentro de la misma secuencia de la narrativa algo que muy poco se ha desarrollado en el campo académico.

Esta herramienta técnica y práctica mostrará esos pequeños detalles significativos presentes para una etnia específica durante el desarrollo lingüístico-conceptual que está transmitiendo la intencionalidad del narrador para su mayor comprensión.

Cap. 3
LA NARRATIVA Y LA IMPORTANCIA DE LA SECUENCIA.

¿Qué es la narrativa?

La narrativa, simplemente, es el desarrollo intencional de un narrador. Es una obra literaria narrada de manera consecutiva.

La narrativa es la herramienta que ayuda a evitar creer anticipadamente lo que se intenta decir fuera de la secuencia.

También es un término utilizado en varias disciplinas para referirse a una secuencia de eventos, hechos o experiencias que se presentan de manera coherente con el objetivo de transmitir un mensaje.

Así que, solo tienes que sumergirte en el flujo de la narrativa para entender mejor la intención del narrador, sin deducir previamente el contenido a través de una percepción anticipada que puede llevarte fuera de la verdadera intención del mensaje central.

Cuando aplicamos la técnica de la secuencia de la narrativa como herramienta, nos damos cuenta de que con frecuencia la formación ya establecida tradicionalmente en nuestra base de datos saca sistemáticamente un fragmento de la secuencia para forzarlo a decir lo que queremos que diga.

Entender la importancia de la secuencia en un contexto evita eso.

Cap. 4
LA APARICIÓN DE UNA AUDIENCIA JUDÍA PRESENTE.

Cuando estaba a punto de ingresar a una empresa para supervisar las mangueras de una máquina industrial, recibí una llamada inesperada que me dejó sin aliento y helado. De inmediato, corté la llamada.

Así que, por un par de meses, decidí dejar de comunicarme con el autor de la llamada, porque por siglos jamás había pasado por nuestra mente considerar un acceso totalmente distinto y no muy usual para los hijos de Dios.

Al final de la jornada laboral de ese día, nos dispusimos, con una mente abierta, a investigar por nuestra propia cuenta lo que nos voló la cabeza.

Me dediqué a indagar. Pero, entre más profundizaba intentando litigar lo contrario, más aspectos y detalles desapercibidos aparecían, y confirmaban a favor de aquella llamada inesperada que derrumbaba lo que había aprendido en mi educación y formación académica tradicional.

Fue entonces cuando, en un ejercicio muy sencillo sin profundizar mucho, apareció el primer detalle.

Rápidamente, al llegar a casa, lo primero que hicimos fue tomar las Escrituras y fuimos a Mateo 26:28 (RV60), donde dice:

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”

Aquí aparece la secuencia de la narrativa y un lenguaje muy peculiar que solo involucraba a cierto grupo de personas presentes.

Era un lenguaje con asuntos pertenecientes a un pueblo elegido en las Escrituras bíblicas.

Después de leer el capítulo completo un par de veces, solo alcanzábamos a ver, una y otra vez, la idea de un lenguaje exclusivo a esa etnia o nación, pero nuestra programación tradicional se aferraba a ver involucrada a toda la humanidad en esos asuntos que competían a ese grupo elegido.

Por lo tanto, desligar la audiencia presente en Mateo, o sacar de “toda la humanidad” a los que estaban presentes en la celebración conmemorativa judía de la Pascua, era todo un reto.

Así que nos propusimos demostrar que, en Mateo, el narrador, al utilizar la palabra muchos, no estaba involucrando solo a la casa de Israel, sino que, mediante el principio de representatividad universal que se nos ha enseñado tradicionalmente, veía a toda la humanidad en esa última Pascua.

Pero este principio carece de fundamento, ya que no se puede decir que la Ley fue dada a toda la humanidad.

En una primera instancia, por percepción e interpretación, para nosotros en Mateo el narrador estaba incluyendo a muchos, y eso parecía suficiente.

Pero para mayor seguridad y al no estar del todo convencidos, decidimos seguir investigando. Fuimos al evangelio de Marcos, otro sinóptico, y efectivamente la idea era la misma: como si la Ley no hubiera sido exclusiva solo para Israel. Por percepción nuevamente, Marcos también parecía incluir a todos dentro de la Ley.

Marcos 14:24 (RV60):
“Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.”

Pero cuando fuimos al evangelio de Lucas, apareció el detalle que notamos de inmediato: la intencionalidad del narrador cambió. La intención en Lucas fue más directa hacia los que estaban presentes en ese momento.

Solo incluía a aquellos judíos de la casa de Israel que estaban con Jesús en ese instante, exactamente como Jeremías intentó decir.

Y esto no me agradó del todo, porque en lugar de apoyar lo que creía, me alejaba de la posibilidad de decirle al amigo de la llamada que había encontrado fundamento para apelar aquella idea que me había traído a la mesa.

Lucas 22:20 (RV60):
“De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo:
Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”

Esto mostraba que el narrador en Lucas se refería a una audiencia presente e inmediata.

Con la esperanza de que alguna otra versión reforzara la idea de que los evangelios incluían a muchos, consulté la versión NTV, que a muchos nos encanta:

Mateo 26:28 (NTV):
“Porque esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo;
es derramada como sacrificio para perdonar los pecados de muchos.”

Lucas 22:20 (NTV):
“Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo:
Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre,
la cual es derramada como sacrificio por ustedes.”

Aquí comienza la importancia de la secuencia de la narrativa. Desde el primer verso, el narrador empieza a encajar una presencia de asuntos relacionados exclusivamente con Israel, porque ya entendemos que el gentil desconocía lo que era la Pascua.

En aquella escena, apareció una audiencia que sabía lo que era la Pascua, como evento emblemático del pueblo escogido que salió de la esclavitud de Egipto.

Y eso cambiaba totalmente la óptica para ver este pasaje, que hablaba de asuntos relacionados con el Israel histórico en la mente de los judíos.

Entonces, cuando aparecen judíos en el camino, el mismo Espíritu trajo detalles del narrador que se estaban omitiendo y que siempre habían estado ahí, ocultos mostrando un camino más excelente: cosas que ojo no vio, ni oído oyó.

Es decir, judíos presentes que no veíamos.

Cap. 5
LA CONTUNDENTE PRESENCIA DE JUDÍOS EN ROMANOS Y LA IMPORTANCIA DE LA SECUENCIA EN ROMANOS 11.

Una vez que aparece la presencia de judíos por el tipo de conceptos, lenguaje y palabras relacionadas con asuntos muy significativos y conmemorativos del pueblo judío, decidimos seguir confirmando si las cartas apostólicas fueron realmente escritas para gentiles, como se nos había enseñado tradicionalmente.

En la carta a los Gálatas, capítulo 3, aparecen personas que querían judaizar. Si deseaban judaizar, es porque pertenecían a los hijos de la casa de Jacob. Eso afirmaba una alta presencia de judíos presentes.

No muy convencido aún, seguí profundizando en las cartas apostólicas, y entonces aparecen expertos en la Ley en la epístola a los Romanos, específicamente en el capítulo 7.

Fue allí donde doblamos las manos y reconocimos que efectivamente las cartas apostólicas manifestaban una altísima presencia de personas en la audiencia con conocimiento de causa en los asuntos del judaísmo.

El narrador, sin ninguna objeción, deja muy claro que se está dirigiendo a quienes conocen la Ley:

“¿Acaso ignoráis, hermanos —pues hablo con los que conocen la ley—…”
Romanos 7:1

Esto mostraba que la audiencia de Romanos incluía claramente a judíos. En otras palabras, los elegidos de la casa de Jacob, aún bajo la Ley, y también exjudíos ya creyentes que habían transicionado en el primer siglo.

Cuando seguimos la secuencia de forma natural, vemos el amor del apóstol Pablo por los suyos en pasajes como Romanos 9, 10 y 11:

“Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas…”
Romanos 9:3-4.

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.”
Romanos 10:1.

“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita…”
Romanos 11:1.

Estas secuencias muestran con claridad que Pablo no solo sentía amor por los suyos, sino que reconocía que estaban presentes en la audiencia. Estaban los de la circuncisión, los hijos de la casa de Jacob.

Es evidente que, cuando se consideran estos detalles omitidos del narrador, comienza a brotar una mayor claridad al ir siguiendo la narrativa.

Podemos ver a simple vista el lenguaje, los símbolos, los conceptos, la intención del narrador (Pablo), y cómo las piezas comienzan a encajar. Entonces entendemos por qué Pablo hablaba en sus cartas con conocimiento de causa respecto a una Ley dada exclusivamente a los hijos de Jacob.

Romanos 11 y el cambio de lenguaje
Cuando descubrimos que en las cartas apostólicas hay exjudíos presentes, deberíamos cambiar nuestra lente y forma de entender al narrador, ya que usa dos tipos de lenguaje para dos audiencias distintas.

Romanos 11 es un claro ejemplo de esto.

Lenguaje hacia judíos (vv. 1–12)

Pablo comienza hablando como judío, incluyendo referencias a Elías, los profetas, el remanente y la Ley:

“¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita…”
Romanos 11:1

Todo este primer bloque usa un lenguaje cargado de elementos del judaísmo.

Cambio de audiencia (v. 13 en adelante)

“Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio…”
Romanos 11:13

Aquí Pablo cambia radicalmente de lenguaje y enfoque. Comienza a usar ilustraciones empíricas y naturales —como el olivo silvestre y el olivo natural— para explicar la inclusión de los gentiles:

“Tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado… No te jactes contra las ramas…”
Romanos 11:17-18

Ya no está utilizando referencias a la Ley ni a la historia de Israel. El tono es mucho más simple y visual, ajustado a una audiencia gentil.

Este tipo de cambio evidencia que Pablo hablaba a dos tipos de audiencia:

1. Judíos presentes, con lenguaje propio del judaísmo, la Ley, los patriarcas, etc.

2. Gentiles, con un lenguaje más explicativo y directo, sin referencias profundas a la Torah.

Incluso menciona que esta inclusión tiene como propósito provocar a celos a los de su sangre (Romanos 11:14), lo que reafirma que estaban ahí presentes.

Esto nos lleva a un principio clave:

Cuando el narrador utiliza asuntos relacionados con la Ley, es porque hay judíos presentes en la audiencia.

Cap. 6
LA DIÁSPORA Y LA CARTA DE PEDRO A LOS ELEGIDOS

Al no estar del todo convencido y con la posibilidad de que solo la carta a los Romanos fuera un caso aislado nos dimos a la tarea de buscar más evidencia que reforzara lo que inicialmente creíamos: que las cartas apostólicas fueron escritas exclusivamente para gentiles.

Y fue entonces cuando apareció la diáspora en la epístola del apóstol Pedro y también en la de Santiago.

Me atrevo a decir que la diáspora juega un papel importante en el porqué los apóstoles se dirigen en primera persona, utilizando cierto lenguaje, conceptos y asuntos exclusivos para hebreos, a una audiencia con conocimiento de causa respecto a la Ley.

Por generaciones se nos ha enseñado e incluso nos hemos sentido parte de esa historia judía, como si fuéramos aquellos judíos.

Por eso es inevitable no considerar la diáspora de los judíos —los llamados de la circuncisión, porque fue un verdadero desafío para los apóstoles edificar, exhortar, corregir y orientar a aquellos exjudíos del primer siglo que creyeron en el mensaje de la cruz (1 Co 1:23) y la resurrección (Hch 17:18,32; 26:23-24).

En las regiones helenas había judíos dispersos (Jn 7:35; Jn 11:51-52; Hch 15:21; 26:11; Stg 1:1; 1 P 1:1), aquellos judíos que creyeron en el Cristo anunciado por los profetas. Sin embargo, añadían asuntos de la Ley que ya habían sido consumados, creyendo que esas añadiduras eran lo correcto para esa generación.

Mientras tanto, los gentiles eran totalmente ajenos al pacto dado a Israel, viviendo en culturas desenfrenadas e idólatras.

Los judíos en las sinagogas extranjeras eran expertos en las Escrituras.

Por ejemplo:
• Los bereanos, que comprobaban todo con las Escrituras.

• Otros eran principales de las sinagogas, como Apolos, Sostenes, Crispo, Aquila y Priscila.

• Pero algunos se aferraban al judaísmo, guardando ritos y tradiciones incluso después de lo consumado.

Por eso, cuando tomamos en cuenta la diáspora en las regiones griegas, se vuelve inevitable ver que dentro de los destinatarios de las cartas apostólicas había un doble discurso:

1. Uno para judíos con conocimiento de causa sobre la Ley, y

2. Otro para gentiles, con un lenguaje totalmente ajeno a ese contexto.

Esta generación si toma en cuenta la diáspora desarrollará mayor luz que generaciones pasadas, que no alcanzaron a ver estos detalles.

Además, recordemos que otros judíos infiltrados e incrédulos perseguían a quienes creían en el mensaje del Mesías, porque para ellos era una abominación creer que Jesús representaba simbólicamente al cordero inmolado.

Tanto así, que muchos estaban dispuestos a perseguir, matar e imponer la circuncisión por celo del judaísmo.

La carta de Pedro a los expatriados

Desde el momento en que Pedro se presenta, queda claro que se está dirigiendo a los hijos de la casa de Jacob, es decir, a los elegidos del pueblo de Dios que vivían dispersos en territorios helenos.

Ya en su introducción, el narrador menciona a los hijos de Jacob y enseguida les dice que el Espíritu los purificó por haber obedecido, limpiándolos con la sangre de Jesucristo.

1 Pedro 1:1-2 (RV60):
“Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo…”

En esta mención inicial hay una fuerte relación con el altar de los sacrificios y el lugar santísimo del tabernáculo. Es un lenguaje eminentemente judío.

1 Pedro 1:1 (KDSH):
“De: Kefa, un emisario de Yahshúa Ha Mashíaj.
A: El pueblo escogido de Yahweh, que vive como expatriado en la Galut; en el Ponto, Galut-Yah, Capadocia, la provincia de Asia y Bitinia.”

¿Quiénes eran estos elegidos?
Por supuesto: Israel.

Bases:

Éxodo 19:5-6;
Deuteronomio 7:6-8; 14:2
Isaías 14:8-9]

Pedro deja claro que se dirige a los hijos elegidos de la casa de Jacob, dispersos fuera de Jerusalén.

Incluso el término griego “parepidémos” (1 P 1:1; 2:11) significa: dispersos, extranjeros, peregrinos, advenedizos, residentes, forasteros, refugiados.

Y según Hechos 15:21:

“Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.”

El uso de palabras clave como “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 P 2:9-12) está íntimamente relacionado con el lenguaje de Israel y con la audiencia judía conocedora.

Incluso en su segunda carta, Pedro deja una pista clara:

“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis…”
2 Pedro 1:12

Esta frase muestra que la audiencia conocía perfectamente los asuntos que se estaban tratando. No era ignorante, sino experta en lo que Pedro estaba recordando.

Y al seguir la secuencia narrativa hasta 2 Pedro 3:1-6, Pedro conecta con frases como:
• “palabras dichas por los santos profetas”
• “los padres durmieron”
• “tiempo antiguo”

Todo esto apunta directamente al trasfondo hebreo. Es claro: Pedro está escribiendo a los de la casa de Jacob, dispersos pero creyentes.

Cap. 7
SANTIAGO A LAS DOCE TRIBUS Y LOS ESCRITOS DE JUAN

La carta de Santiago también es una evidencia clara de que había una audiencia judía presente, dispersa por todo el Imperio grecorromano.

Desde el primer verso, Santiago deja claro a quién va dirigido su mensaje:

“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.”
Santiago 1:1 (RV60)

La carta contiene una fuerte influencia judaica, llena de enseñanzas prácticas, con énfasis en la fe que obra y en la importancia de las buenas obras.

El autor-narrador se refiere a su audiencia como “hermanos”, y en el lenguaje hebreo eso se refiere a personas de un mismo grupo: linaje, tribu, pueblo o nación.

Una evidencia clara del contexto judío de esta carta se encuentra en Santiago 2:2, donde la palabra traducida como “congregación” es “sinagoga”:

συναγωγή (sunagogē) = sinagoga.

Y en Santiago 2:8-11 (RV60), se puede ver cómo desarrolla asuntos directamente ligados a la Ley:

“Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos…”

Este pasaje es solo una pequeña muestra, ya que en toda la carta se encuentran más de 40 referencias al Antiguo Testamento y más de 20 al Sermón del Monte de Mateo 5.

Incluso en Santiago 4:11-12 (RV60), se mantiene el enfoque en la Ley y en el lenguaje claramente judío:

“El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley…”

Todo esto evidencia que la audiencia de Santiago eran judíos dispersos, con amplio conocimiento de la Torah y la historia de Israel.

Los escritos del apóstol Juan

Al igual que Pedro y Santiago, Juan no es la excepción. También se percibe claramente que su audiencia tenía conocimiento de causa en conceptos, lenguaje y asuntos relacionados con los hijos de Jacob —los de la circuncisión.

Recordemos que Pablo, en Gálatas 2, menciona que Pedro, Jacobo y Juan llevaron el mensaje del Mesías a los hijos de la casa de Israel:

“…para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.”
Gálatas 2:9.

Por eso, en Juan 20:31, cuando dice:

“Pero estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios…”

La palabra “Cristo” es un término mesiánico judío, propio del lenguaje y expectativa del pueblo de Israel.

En Juan 1:11 también se deja ver claramente:

“Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.”

Este texto se refiere directamente a la reacción de los judíos hacia Jesús, y cómo no lo recibieron como el Mesías.

En 1 Juan 2:2, aparece un lenguaje que nos lleva nuevamente al sacrificio expiatorio del templo:

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

La palabra “propiciación” es un término utilizado en el contexto del altar del templo judío, y muestra que Juan conocía y usaba el lenguaje sacrificial hebreo.

En 1 Juan 4:2-3, el apóstol trata una problemática crucial para el contexto judío:

“Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios…”

Confesar que Jesús era el Mesías anunciado por las Escrituras era un gran reto para el judaísmo del primer siglo.

Y en el Apocalipsis, Juan menciona incluso el conflicto con sinagogas:

“Conozco… la blasfemia de los que se dicen judíos y no lo son, sino sinagoga de Satanás.”
Apocalipsis 2:9

“He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen judíos y no lo son…”
Apocalipsis 3:9

Juan está hablando de congregaciones judías en ciudades como Éfeso y Filadelfia.

Si observan, sus cartas están cargadas de lenguaje mesiánico, referencias a la Ley, al altar, a la propiciación y a las sinagogas, todo ello señalando que su audiencia era, sin duda, judía o exjudía con pleno conocimiento de causa.

Cap. 8
LOS HIJOS DE JACOB Y LOS ASUNTOS DE LA LEY

Hagamos un breve recorrido desde Hechos hasta Judas, pasando por las cartas apostólicas, para confirmar el uso de lenguaje, ideas, palabras y asuntos relacionados con la Ley, lo cual nos ayuda a identificar a una audiencia con conocimiento de causa: los hijos de la casa de Jacob, también llamados los de la circuncisión.

- Hechos

A partir del capítulo 12 de Hechos, se presentan momentos, relatos y viajes misioneros de Pablo llenos de lenguaje exclusivo del judaísmo. Veamos algunos ejemplos:

Hechos 14:1-5
“Entraron en la sinagoga de los judíos, y habló una gran multitud de judíos y también de griegos…”

Hechos 17:10-13
“Entraron en la sinagoga de los judíos. Estos eran más nobles… escudriñaban las Escrituras cada día…”

Estas escenas muestran que en cada ciudad había judíos presentes con conocimiento profundo de las Escrituras.

- Romanos

Romanos 2:17-29
“Tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley… confías en que eres guía de los ciegos… instructor… maestro…”

Este pasaje está lleno de términos que sólo un judío comprendería plenamente: Ley, circuncisión, idolatría, transgresión, etc.

Romanos 9
“Rebeca… concibió de Isaac, nuestro padre…”

Aquí Pablo habla en primera persona plural, identificándose con la historia de Israel.

- Corintios.

1 Corintios 1:22-24
“Los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría…”

1 Corintios 7:17-20
“¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese así…”

1 Corintios 9:20-21
“Me he hecho a los judíos como judío…”

Este lenguaje revela la conciencia del narrador sobre dos audiencias distintas.

- Gálatas.

Gálatas 3.
“Ya no hay judío ni griego… sois linaje de Abraham…”

Gálatas 5:2-4.
“Si os circuncidáis… estáis obligados a guardar toda la ley.”

Este tipo de advertencia solo tiene sentido para una audiencia que conocía la Ley.

- Filipenses

Filipenses 3:2-6
“Hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo…”

Pablo hace una radiografía de su identidad como judío antes de Cristo, reafirmando que está hablándole a personas que entenderían lo que eso significaba.

- Colosenses.

Colosenses 2:14-16
“Nadie os juzgue en comida o bebida, o en días de fiesta, luna nueva o días de reposo…”

Estos son asuntos exclusivos de la Ley, y hablar de ellos revela el tipo de audiencia: judía o exjudía.

Tesalonicenses, Timoteo, Tito, Hebreos

Estos escritos también están cargados de referencias a la Ley, la circuncisión, las genealogías judías y la justicia según la Torah. Es un patrón constante.

- Judas y Pedro.

Ambos mencionan judíos infiltrados entre los creyentes, resistiendo el mensaje del Mesías. Este conflicto solo tiene sentido si la audiencia es judía o exjudía.

Resumen: Los asuntos de la Ley

Cuando el narrador trae temas relacionados con la Ley, está dirigiéndose a una audiencia que vivió bajo ella: los judíos.

Cuando, en cambio, se dirige a gentiles, cambia totalmente su lenguaje: ya no usa términos como circuncisión, mandamientos, o patriarcas, sino comparaciones simples, ilustraciones, lenguaje empírico.

Por mucho tiempo, estos cambios de lenguaje del narrador no se tomaron en cuenta. Ni en escuelas teológicas, ni en congresos, ni en master clases. Siempre se enseñó que las cartas eran 100% para gentiles, ignorando la altísima presencia de judíos.

Veamos un ejemplo contundente:

1 Corintios 12:1-2 (NTV)
“Ahora, amados hermanos, respecto a las capacidades del Espíritu…
Ustedes [gentiles] saben que cuando todavía eran paganos, fueron llevados por mal camino…”

Aquí no se menciona la Ley, porque no aplica a gentiles.

Esto es clave:
Cuando en la narrativa aparece la Ley, no somos nosotros.

La Ley no fue dada a toda la humanidad. El gentil era ajeno a ella, como también a los profetas. Solo Israel vivió bajo esa Ley.

Cap. 9
A CAUSA DE LA LEY Y LA IDENTIDAD DEL “NOSOTROS” EN LAS CARTAS APOSTÓLICAS

¿Alguna vez analizaste por qué en Romanos 8:1 el narrador que también es el autor dice:

¿"Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”?

¿Por qué afirma eso?

A causa de la Ley.
Porque la Ley fue la que condenó a Israel. Para comprender esto, es necesario ir a la secuencia narrativa del capítulo anterior, donde el narrador desarrolla el porqué no hay condenación para los que están en Cristo.

Romanos 7:1 (RV60):
“Hablo con los que conocen la Ley.”

¿Quiénes conocen la Ley?
Los judíos.
A continuación, el narrador explica cómo la Ley lo hizo vivo al pecado, cómo lo mató, y cómo esa experiencia lo llevó al punto donde comprendió que la Ley, aunque buena, no podía justificarlo:

Romanos 7:6-14 (fragmentos):
“…yo no conocí el pecado sino por la Ley…”

“…el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó y por él me mató…”

“…la Ley es espiritual, mas yo soy carnal, vendido al pecado…”

Cuando llegamos a Romanos 8:1, el narrador ya ha dejado claro que la condenación estaba ligada a la Ley, y que los que están en Cristo ya no están bajo esa condenación.

Esto fue dicho para creyentes judíos del primer siglo que vivieron bajo la condenación de la Ley, pero ahora estaban en Cristo como nueva creación.

Filtro importante:

Nosotros, los gentiles, nunca estuvimos bajo la condenación de la Ley, porque la Ley no fue dada a toda la humanidad para juzgar el pecado.

¿Quiénes son el “nosotros” en las cartas apostólicas?

Ya explicamos que la voz del narrador en primera persona se identifica por pronombres como: nosotros, nuestro, nos, vuestro, etc.

Esto no significa necesariamente que ese “nosotros” seamos nosotros hoy en día.

Veamos algunos ejemplos donde el narrador usa “nosotros” en un contexto claramente judío:

Romanos 8:1-4
“Para que la justicia de la Ley se cumpliese en nosotros…”

Colosenses 2:14
“…anulando el acta de los decretos que había contra nosotros…”

Efesios 1:12
“…para que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.”

1 Tesalonicenses 4:15-17
“…nosotros que vivimos, que habremos quedado…”

También en Romanos 3:19-20 el narrador establece que la Ley habla a los que están bajo la Ley, y que por ella ningún ser humano será justificado.

Aquí es clave entender:
• Cuando se habla de la Ley, ese “nosotros” no somos nosotros.
• Se refiere a los judíos y a los que vivieron bajo ella.

¿Cómo entender el “nos”?

Es común que, al leer las Escrituras, pasemos por alto estos detalles del narrador. Aceptamos lo que se nos dice desde un púlpito sin analizar si el “nos” está hablando de un contexto legal, judío, o espiritual.

Veamos un ejemplo clave:

Gálatas 3:13 (NTV):
“Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la Ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías…”

Nosotros jamás estuvimos bajo la Ley, por lo tanto, ese “nos” y esas “fechorías” no son nuestras en el contexto legal mosaico.

En cambio, cuando el narrador habla de una posición en Cristo y de la nueva creación, el “nosotros” sí puede incluirnos, pero eso depende de:
• El contexto
• El tipo de lenguaje
• La secuencia de la narrativa
• Y si hay asuntos de la Ley involucrados o no

Cuando se utiliza el verbo hacer con pronombres como “nos”, hay que observar si el narrador está hablando de su presente inmediato o de un futuro.

Por ejemplo:

“Nos hizo…”
¿A quiénes?
Aquellos que vivieron bajo la Ley, y que fueron trasladados a la gracia por el Evangelio.

Conclusión de esta sección

Siempre que el narrador menciona la Ley o la justicia por la Ley, está hablándole a judíos presentes en la audiencia. Y cuando utiliza “nosotros”, no siempre está hablando de nosotros hoy.

Por eso es vital:
1. Identificar el tipo de voz narrativa.
2. Observar si hay asuntos de la Ley en el contexto.
3. Seguir la secuencia narrativa completa, hacia atrás y hacia adelante.

Así se evita interpretar el “nos” de forma errónea, y se comienza a ver la riqueza real de los detalles del narrador.

Cap.10
JUDÍOS EN ÉFESO

Uno de los puntos más ignorados cuando se estudian las cartas apostólicas es que, incluso en lugares tan significativos como Éfeso, había judíos presentes y no solo eso, sino también comunidades enteras con estructuras, sinagogas y conocimiento profundo de la Ley.

En Hechos 19, se relata cómo Pablo llega a Éfeso, y allí encuentra discípulos que no habían oído del Espíritu Santo, pero también encuentra judíos incrédulos que se endurecieron y hablaron mal del Camino:

“Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.”
Hechos 19:9.

También se menciona que la palabra del Señor crecía poderosamente en Éfeso, y que muchos de los que habían practicado artes mágicas quemaron sus libros públicamente (Hechos 19:18-20). Este detalle es importante porque el contexto cultural de Éfeso era espiritista e idolátrico, pero dentro de esa ciudad también había judíos, y Pablo interactuaba constantemente con ellos.

En Apocalipsis 2:9, Juan menciona que en Éfeso había una “sinagoga de Satanás”, refiriéndose a aquellos que se decían ser judíos y no lo eran:

“Conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen judíos y no lo son, sino sinagoga de Satanás.”
Apocalipsis 2:9

Este conflicto solo tiene sentido si existe una fuerte presencia judía en Éfeso.

La carta a los Efesios, aunque está escrita en términos espirituales profundos, también contiene detalles que reflejan una audiencia mixta, incluyendo exjudíos con conocimiento de la Ley y gentiles a los que se les recuerda su anterior lejanía:

“…vosotros, en otro tiempo, estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa…”
Efesios 2:12

La referencia a la ciudadanía de Israel y a los pactos no tendría sentido si no hubiera existido un grupo que sí estaba dentro de esa ciudadanía. Es decir: judíos presentes.

Por eso, al leer Efesios, también debemos prestar atención a quiénes son el “nosotros” y el “vosotros”. Cuando Pablo dice “nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo” (Ef 1:12), está hablando desde su identidad judía.

Y cuando se dirige a los “vosotros” que antes estaban lejos, se refiere a los gentiles.

aquí está lo que faltaba

Cap. 11
JERUSALÉN LA CELESTIAL

Una vez entendido que había judíos en cada ciudad estratégica, incluyendo Éfeso, es imposible no conectar esto con el tema final y glorioso: la Jerusalén celestial.

La Jerusalén celestial aparece como la meta final, el destino eterno para los redimidos —pero también como una imagen que solo un judío entendía con profundidad.

“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”
Gálatas 4:26

Esta metáfora conecta con la historia de Sara y Agar, con el monte Sinaí y con la promesa hecha a Abraham. Todo este lenguaje es eminentemente judío. Pablo lo utiliza para romper las ataduras de la Ley, pero también para señalar la verdadera herencia.

En Hebreos 12:22, también se menciona esta ciudad celestial:

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial…”

Este pasaje no está hablando de una ciudad física, sino de una realidad espiritual que representa la plenitud del Reino de Dios.

Y en Apocalipsis 21, Juan describe la nueva Jerusalén que desciende del cielo, adornada como una esposa para su esposo, y llena de gloria. Su estructura, medidas y fundamentos están repletos de símbolos hebreos:
• Doce puertas: las doce tribus de Israel.
• Doce fundamentos: los doce apóstoles del Cordero.
• Nombres escritos en las tribus, patriarcas y apóstoles.

Todo el simbolismo está anclado en la historia de Israel, mostrando que la visión final está profundamente conectada con el propósito eterno para los hijos de Jacob, la casa de Israel, la descendencia de Abraham.

La Jerusalén celestial no borra el pasado hebreo: lo cumple, lo consuma y lo glorifica.

Cierre

Todo lo que hemos visto en este libro nos lleva a una conclusión ineludible:

Las cartas apostólicas no fueron escritas solamente para gentiles.

Fueron escritas a una audiencia mixta, pero con una altísima presencia de judíos y exjudíos, con conocimiento de causa sobre la Ley, los profetas, las promesas y los símbolos.

Reconocer los detalles del narrador, su voz, sus cambios de lenguaje, y las secuencias narrativas, nos permite ver cosas que siempre estuvieron ahí, pero que por generaciones habíamos pasado por alto.

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