San Agustín de Hipona

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San Agustín de Hipona San Agustín de Hipona (354-430), es el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental, nació en el año

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗖𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 (𝗔𝗺𝗼𝗿)Por la señal de ...
27/08/2025

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗖𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 (𝗔𝗺𝗼𝗿)

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera, y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud!
Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades, úngeme con el óleo de tu arrepentido.
¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable!
¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí!

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“El amor crece a través del amor. El amor es «divino » porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea todo para todos” (Benedicto XVI, DCE.18)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝗖𝗳. 𝟭ª. 𝗖𝗼𝗿𝗶𝗻𝘁𝗶𝗼𝘀 (𝟭𝟯, 𝟭𝟭-𝟭𝟯)

Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“No os exhorto a que tengáis fe, sino a que tengáis amor.” (S 90,8)

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻

Señor Jesús, maestro bueno, danos un corazón abierto para acoger tu Palabra, y que ella nos impregne desde el interior, para que manifestemos el amor que has derramado en nuestros corazones con gestos y hechos concretos

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮
“Amas al amigo cuando odias lo que le daña” (S 49,5).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗘𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗻𝘇𝗮Por la señal de la Santa Cruz, ...
27/08/2025

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗘𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗻𝘇𝗮

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios” (Benedicto XVI Spes Salvi 32)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝟭ª. 𝗧𝗲𝘀𝗮𝗹𝗼𝗻𝗶𝗰𝗲𝗻𝘀𝗲𝘀 (𝟱,𝟱-𝟭𝟬)

Todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Los que duermen lo hacen de noche, y también los que se emborrachan. Nosotros, por el contrario, seamos sobrios, ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y cubrámonos con el casco de la esperanza de la salvación. Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.

𝗗𝗶𝗰𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

La esperanza que se ve no es esperanza (CS 5,4). Quien ahora tiene sed, afiance la esperanza; quien tiene sed, confíe; saciado, tendrá el objeto. Antes de poseerlo, tenga sed en esperanza (CS 35,14).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻:

Señor fortalece nuestra esperanza para que sea el motor de nuestra entrega el pozo donde beber para seguir, el refugio donde descansar y retomar fuerzas. Anuda nuestra esperanza al proyecto del Padre.

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Grandiosa es la mesa en la que los manjares son el mismo Señor de la mesa. Nadie se da a sí mismo como manjar a los invitados; esto es lo que hace Cristo el Señor; él es quien invita, él la comida y la bebida” (S 329,1).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗲Por la señal de la Santa Cru...
27/08/2025

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗲

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en una in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.” (Benedicto XVI, Porta Fidei 7)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝗖𝗳. 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 (𝟮𝟬, 𝟮𝟰-𝟮𝟵)

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes! “Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor y Dios míos!” Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮: 𝗦𝗲𝗿𝗺𝗼́𝗻 (𝟴𝟴,𝟯)

¿Y qué dijo el Señor a quien le había confesado y dicho Señor y Dios míos? Porque me has visto, has creído; dichosos quienes no ven y creen. ¿A quién se refería, hermanos, sino a nosotros? No porque íbamos a ser los únicos, sino porque íbamos a venir detrás. Tras un pequeño espacio de tiempo, después que se alejó de los ojos mortales para afianzar la fe en los corazones, cuantos creyeron, creyeron sin ver, y su fe tuvo gran mérito. Para adquirir esa fe tan sólo pusieron en movimiento un corazón piadoso, no la mano dispuesta a tocar.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Nadie cumple la ley sino por la gracia del Espíritu Santo” (S 8,17).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba… Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro...
27/08/2025

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera, y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud! Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades', úngeme con el óleo de tu gracia, y dame el abrazo de paz que prometiste al pecador arrepentido. ¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable! ¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí! (Confesiones X)

𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗼 𝗗𝗶́𝗮

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮: 𝗖𝗳. 𝗦𝗮𝗻 𝗠𝗮𝗿𝗰𝗼𝘀 (𝟭𝟲, 𝟭𝟱-𝟭𝟳)

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮. 𝗦𝗲𝗿𝗺𝗼́𝗻 𝟰𝟲

Oigo al Apóstol que dice: Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo. ¿A quiénes insistiré a tiempo, y a quiénes a destiempo? A tiempo, a los que quieren escuchar; a destiempo, a quienes no quieren. Soy tan inoportuno que me atrevo a decir: «Tú quieres extraviarte, quieres perderte, pero yo no quiero.»

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮.

“Cuando nuestro corazón se levanta a Dios, se hace su altar” (CD 3,2).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗖𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 (𝗔𝗺𝗼𝗿)Por la señal de ...
27/08/2025

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗖𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 (𝗔𝗺𝗼𝗿)

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera, y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud!
Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades, úngeme con el óleo de tu arrepentido.
¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable!
¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí!

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama. Los Santos han adquirido su capacidad de amar al prójimo de manera siempre renovada gracias a su encuentro con el Señor eucarístico y, viceversa, este encuentro ha adquirido realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás.” (Benedicto XVI, DCE.18)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝟭ª. 𝗖𝗼𝗿𝗶𝗻𝘁𝗶𝗼𝘀 (𝟭𝟯, 𝟴-𝟭𝟬)

El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado” (C 13, 9,10)

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻

Señor enséñanos a amar como tú lo hiciste, con paciencia y pasión, con coraje y valentía, con gestos y actitudes, de palabra y de obra, con la vida y con la entrega.

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Bienaventurado el que te ama a ti, Señor; y al amigo en ti, y al enemigo por ti, porque sólo no podrá perder al amigo quien tiene a todos por amigos en aquel que no puede perderse” (C 4,9,14).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba… Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗘𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗻𝘇𝗮Por la señal de la Sa...
27/08/2025

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮, 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗘𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗻𝘇𝗮

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“…gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar. De hecho, el ser agraciado por un don forma parte de la esperanza.” (Benedicto XVI Spes Salvi 31)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝗖𝗳. 𝗥𝗼𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀 (𝟭𝟮, 𝟵-𝟭𝟯)

Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.

𝗗𝗶𝗰𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮:

“Si la esperanza del siglo futuro no nos consolase en la tribulación del presente, pereceríamos... Nuestra esperanza es tan firme como si ya fuese realidad” (CS 123,2).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻:

Señor Enséñanos a orar para no perder la Esperanza. Enséñanos a orar para discernir donde poner los esfuerzos y descubrir nuestro lugar y misión. Enséñanos a orar para no desalentarnos en las dificultades y contratiempos.

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Pienso en mi rescate, y lo cómo y bebo y distribuyo, y, pobre, deseo saciarme de él en compañía de aquellos que lo comen y son saciados” (C 10, 43,70)

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮. 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗲Por la señal de la Santa Cru...
27/08/2025

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮. 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗲

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗱𝗶́𝗮

“Profesar la fe en la Trinidad equivale a creer en un solo Dios que es Amor.” (Benedicto XVI, Porta Fidei 1)

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗕𝗶́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮: 𝗖𝗳. 𝗦𝗮𝗻 𝗠𝗮𝘁𝗲𝗼 (𝟭𝟯, 𝟯𝟭-𝟯𝟱).

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮: 𝗦𝗲𝗿𝗺𝗼́𝗻 (𝟵𝟬,𝟴)

Sólo tiene valor la je que obra por la caridad. ¿Qué fe, pues? ¿Cuál? La que obra por la caridad. Aunque tenga toda la ciencia, dice, y toda la je, de modo que traslade las montañas, si no tengo caridad, nada soy. Que su fe vaya acompañada del amor, pues no pueden tener amor sin fe. Esta es mi amonestación, mi exhortación; esto es lo que enseño a su caridad en el nombre del Señor: que su fe vaya acompañada del amor, porque es posible tener fe y carecer de amor. No les exhorto a que tengan fe, sino a que tengan amor. No pueden tener amor sin fe.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

“Este es aquel Espíritu en el que clamamos: «¡Abba, Padre!», y, por lo mismo, Él nos hace pedir a quien deseamos recibir, Él nos hace buscar al que deseamos encontrar, Él nos hace llamar al que nos proponemos llegar” (CS 118, 14,2).

𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro...
27/08/2025

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

𝗔𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮

Señor mío Jesucristo, divino Redentor y Salvador de las almas, que por las piadosas lágrimas de vuestra sierva Mónica os dignasteis convertir enteramente a Vos el corazón de su hijo Agustín, y desde el día de su total y dichosa conversión le inspirasteis que hiciera siempre frutos de verdadera penitencia; por las lágrimas benditas de aquella madre y por la sincerísima conversión de aquel bienaventurado hijo, conceded, misericordioso, a nuestras almas aquel dolor de verdadera contrición que alcanza con seguridad el perdón de toda culpa; aquel llanto de sincero arrepentimiento que borra toda inquietud y toda mancha, y el hacer tales frutos de penitencia que devuelvan la justificación y la paz a nuestro espíritu contrito y humillado que de veras se convierte a Vos y desea veros desenojado para siempre. Amén.

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera, y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud! Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades', úngeme con el óleo de tu gracia, y dame el abrazo de paz que prometiste al pecador arrepentido. ¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable! ¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí! (Confesiones X)

𝗢𝗰𝘁𝗮𝘃𝗼 𝗗𝗶́𝗮

𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮: 𝗖𝗳. 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 (𝟭𝟬,𝟭𝟬-𝟭𝟯)

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor.
El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.

𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮. 𝗦𝗲𝗿𝗺𝗼́𝗻 𝟰𝟲

Ya habéis oído lo que los malos pastores aman. Ved ahora lo que descuidan. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas, es decir, a las que sufren; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis a las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes, destrozándolas y llevándolas a la muerte. Decir que una oveja ha enfermado quiere significar que su corazón es débil, de tal manera que puede ceder ante las tentaciones en cuanto sobrevengan y la sorprendan desprevenida...

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

𝗙𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗔𝗴𝘂𝘀𝘁𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗛𝗶𝗽𝗼𝗻𝗮 𝗢𝗯𝗶𝘀𝗽𝗼 𝘆 𝗗𝗼𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮.

“El que llama Padre nuestro a Dios, llama a Cristo hermano. Luego quien tiene a Dios por Padre y a Cristo por hermano, no tema en el día malo” (CS 48, 1,8).

𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que, si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío, de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo, de tal manera que me desapegue de mis intereses y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma, de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida y mi salud perfecta para siempre. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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